FILOSOFIA
CRÍTICA EN LA CONSTRUCCION DE LA HISTORIA
INTRODUCCIÓN
La naturaleza de la Filosofía Critica de la Historia[1],
responde a una evaluación y estudio crítico de todas las formas en que los
seres humanos posibilitan la creación de la historia. Se ofrecen respuestas tan
diversas y complejas, sobre su contenido como los motivos que las han
provocado. Para ello se requiere del conocimiento acerca del sujeto histórico
en estudio, que puede ser el individuo mismo, las organizaciones sociales, la cultura,
o acaso la especie humana por entero.
Desde una visión crítica la historia, ha dejado de
ser el estudio de hechos aislados para transformarse en el estudio de una
compleja totalidad, que comprende las acciones humanas pasadas y sus
consecuencias visibles, además de factores como las relaciones humanas, las
corrientes de pensamiento, las motivaciones particulares y, el factor más
reciente y que más ha revolucionado la Filosofía de la Historia, es decir los
pensamientos, acciones, relaciones y motivaciones del individuo que escribe la
historia (historiador).
FILOSOFIA CRÍTICA
EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA
Contrario a las ciencias exactas como la química o la
física, la historia no responde a la prueba del error para llegar a una certeza.
Se basa en verdades construidas sobre momentos temporales, que pueden estar
impregnados de la forma de pensar o de las ideologías de los historiadores que establecen
los hechos, y para ello crean una historia basada en confusas certidumbres, que
permiten a la historia específica, ser percibida como una realidad histórica.
En el pasado la historia se establecía a partir de
mitos, que constituían relatos de la época y el lugar. Los siglos IV y V d.C.
modelaban la historia, de acuerdo al influjo del pensamiento cristiano
imperante, echando por tierra las nociones de la concepción de la historia
grecorromana, las que caen bajo la idea del pecado original, incapacitando al
hombre para alcanzar sus fines. La idea es que el hombre no es un ser bueno,
pues está corrompido por el pecado original. Y sólo con la ayuda de dios se
salvará. Esta pesimista visión del hombre la introduce el Cristianismo en la
cultura histórica europea, al reflexionar sobre el significado teológico de la
historia en general.
En la actualidad la Filosofía de la Historia, se
construye por opiniones o formas particulares del pensamiento, las que
interpretan a su manera la realidad. Y por cierto no podría ser de otra manera,
pues la historia no ha sido nunca el reflejo fiel de los hechos del pasado,
sino muy por el contrario su construcción deriva de los argumentos particulares
de quienes la producen.
DE modo que un cambio paradigmático de la sociedad, ha
permitido reinterpretar a la Filosofía de la Historia, y en evidencia conectarla
con una teoría social de la cultura, que subyace a la comunidad humana. Una configuración
antropocéntrica de la Filosofía de la Historia, y la idea del hombre, se
determinan por la posición de éste en el universo, y por el orden humanista de
lo Universal. Sentido en el cual la cultura es la forma de desarrollo de lo que
se considera humano, no como una representación individual, sino como un
sentido de colectividad.
Para los pensadores, la crítica trascendental es que la
historia en cuanto historia, es una no ciencia, en la que predomina la idea de
una serie casual de fenómenos particulares, que constituyen un relato de
acontecimientos en que cada uno existe por sí mismo, y la conexión en el antes,
y el después y la simultaneidad dependen solo del tiempo en un sentido
progresivo y lineal[2],
contrario a las Teorías del Retorno Cíclico de la Historia[3]
del pensador italiano Giambattista Vico[4].
En tanto Karl Lowith[5],
en su “La Historia del Mundo” publicado en 1949, establece que la Filosofía de
la Historia, es un relato basado de una secularización[6]
problemática de la historia sagrada, en que la filosofía de la historia no es,
como se cree a menudo, un producto de la modernidad. El análisis de Löwith rota
sobre dos ejes fundamentales: por un lado, destroza los conceptos teológicos
secularizados en las filosofías de la historia y además, efectúa una lectura de
la interpretación cristiana de la historia, enfrentándolos al esfuerzo de
traducción que la lengua filosófica secular opera sobre los conceptos de la
teología cristiana.
Desde el punto de vista del pensamiento postmoderno, el
filósofo francés Jean-François Lyotard[7],
interpreta a la Filosofía de la Historia, como el gran relato que sirve para
legitimar el miedo a la homogeneidad característico de la sociedad actual. Afirma
que: ni el marxismo, ni el liberalismo pueden explicar la actual sociedad postmoderna.
Señala “Es necesario acostumbrarse a pensar sin moldes ni criterios. Eso es el
postmodernismo"[8].
Y por cierto, la existencia de tal crítica, no implica que la historia quede
fuera del ámbito de las disquisiciones filosóficas, ni que pierda sentido de
realidad. Pues es el intento por encontrar las posibilidades de distinguir una Filosofía
de la Historia, que supere a la Filosofía Clásica de la Historia[9].
Así, esta ha sido redefinida, y debe ser tildada de sustancialista[10],
cuyo arranque lo constituye un pluralismo propio de los tiempos, desde el cual,
no se puede establecer una sola teoría que dé cuenta de diferentes concepciones
del bien.
La secularización constituye una progresiva erosión
de los fundamentos teológico-metafísicos, que impregnaban la realidad cultural en
las sociedades antiguas. El desarrollo de la sociedad europea occidental sería
un progresivo proceso de secularización, en que se daría una creciente
racionalización de la sociedad. La religión dejaría de ser el centro de
producción de ofertas de sentido, y las relaciones sociales ocuparían su lugar en
otros ámbitos, principalmente el económico[11].
El fenómeno conllevaría un aumento del ateísmo y agnosticismo derivando
finalmente en la indiferencia religiosa[12].
Lyotard, en una crítica postmoderna cuestiona la “idea
de una cronología lineal”. Pues durante veinte siglos, la cultura occidental ha
estado dominada por lo que él llama “los pensadores del concepto y de la
voluntad”. Para el la actual filosofía está más allá de los imperativos de la
“industria cultural”[13].
Frente a este pensamiento la construcción histórica, exige
que prevalezca una filosofía moral, que atienda más a la pluralidad de las
formas del bien, que a una concepción racional. En razón de que la ética
universalista es insuficiente para dar cuenta de la complejidad de la vida
moral concreta, por su sesgo estrictamente racionalista y sospechosas de
agregar una ideología.
En este sentido se puede entender la existencia de una
separación entre una sociedad presuntamente ahistórica[14],
en convivencia con una cultura histórica, que entiende la ética y los valores
morales, como un planteamiento de importancia para la filosofía de la historia,
que intenta elaborar una fundamentación normativa de lo histórico.
En una visión crítica basada en estas argumentaciones,
se puede señalar que La filosofía de la historia, Ha Fracasado, e
inevitablemente, al interpretar la historia de la humanidad con las ideas del
progreso continuo, ha sido modificada por las concepciones del espíritu del mundo[15]
y de la razón y reinterpretación materialista[16].
Por tanto la crítica impone la pregunta si el acceso a la historia no ha
abandonado desde el principio el ámbito de los problemas filosóficos legítimos
y rebasado los límites hacia una teoría filosófica puramente argumentativa.
[1] conjunto de
investigaciones filosóficas cuya principal preocupación establecer los
fundamentos y límites del ejercicio de la Razón.
[2] Hegel y
Marx ven la historia como progresiva, aunque ven el progreso como la
manifestación de una dialéctica,
[3] Teoría
idealista que la sociedad humana pasa por tres fases principales: divina,
heroica y humana. Por edad divina, Vico entendía la infancia de la humanidad, o
sociedad primitiva. La fase siguiente –edad heroica o adolescencia– es la de
los Estados aristocráticos. La humanidad alcanza la tercera fase en el período
de su madurez, después de la abolición de los privilegios de casta, se
establece una igualdad burguesa, formal. En seguida comienza la desagregación
de la sociedad, y la historia de la humanidad retorna a su estado inicial.
Desechando los elementos progresivos de la teoría de Vico, la filosofía y la
sociología reaccionarias contemporáneas imprimen de nuevo vigor a la idea falsa
del retorno continuo de la humanidad hacia su punto de partida. La tesis se ha
convertido en el arma ideológica de los abogados del régimen capitalista que
sueñan con hacer volver hacia atrás la rueda de la historia.
[4] Giambattista
Vico, (Nápoles, 23 de junio de 1668 - ibídem, 23 de enero de 1744) abogado y
filósofo de la historia napolitano. Notable por su concepto de verdad como
resultado del hacer. Wikipedia
[5] Karl Löwith, Historia del mundo y
salvación - katz editores fue uno de los
primeros discípulos de Heidegger —y luego uno de sus más agudos críticos— a
quien conoció a través de E. Husserl en Friburgo, por los años veinte.
Wikipedia
[6] Secularización
es el paso de algo o alguien de la esfera religiosa a una civil o no teológica.
También significa el paso de algo o alguien que estaba bajo el ámbito de una
doctrina religiosa a la estructura
secular, laica o mundanal.
[7] Versalles, 1924 - París, 1998 Filósofo francés. Colaborador del grupo
Socialismo o Barbarie, sus obras se encuadran en el freudomarxismo . Crítico de
la razón ilustrada (La condición posmoderna, 1979), es también autor de El
entusiasmo (1986).
[9] Filosofía
clásica: pensamiento de los filósofos griegos como Sócrates, Platón y
Aristóteles.
[10] En el
diccionario castellano sustancialismo significa teoría filosófica según la cual
la realidad está constituida por entidades sustanciales, oponiéndose así al
fenomenismo. Sustancia es el compuesto de materia y forma
[14] El ahistoricismo hace referencia a una negación de relación con la
historia. Se
utiliza como una crítica, refiriéndose a ser inexacto o ignorante
históricamente.