miércoles, junio 06, 2018


FILOSOFIA CRÍTICA EN LA CONSTRUCCION DE LA HISTORIA

INTRODUCCIÓN
La naturaleza de la Filosofía Critica de la Historia[1], responde a una evaluación y estudio crítico de todas las formas en que los seres humanos posibilitan la creación de la historia. Se ofrecen respuestas tan diversas y complejas, sobre su contenido como los motivos que las han provocado. Para ello se requiere del conocimiento acerca del sujeto histórico en estudio, que puede ser el individuo mismo, las organizaciones sociales, la cultura, o acaso la especie humana por entero.

Desde una visión crítica la historia, ha dejado de ser el estudio de hechos aislados para transformarse en el estudio de una compleja totalidad, que comprende las acciones humanas pasadas y sus consecuencias visibles, además de factores como las relaciones humanas, las corrientes de pensamiento, las motivaciones particulares y, el factor más reciente y que más ha revolucionado la Filosofía de la Historia, es decir los pensamientos, acciones, relaciones y motivaciones del individuo que escribe la historia (historiador).

FILOSOFIA CRÍTICA EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA HISTORIA
Contrario a las ciencias exactas como la química o la física, la historia no responde a la prueba del error para llegar a una certeza. Se basa en verdades construidas sobre momentos temporales, que pueden estar impregnados de la forma de pensar o de las ideologías de los historiadores que establecen los hechos, y para ello crean una historia basada en confusas certidumbres, que permiten a la historia específica, ser percibida como una realidad histórica.

En el pasado la historia se establecía a partir de mitos, que constituían relatos de la época y el lugar. Los siglos IV y V d.C. modelaban la historia, de acuerdo al influjo del pensamiento cristiano imperante, echando por tierra las nociones de la concepción de la historia grecorromana, las que caen bajo la idea del pecado original, incapacitando al hombre para alcanzar sus fines. La idea es que el hombre no es un ser bueno, pues está corrompido por el pecado original. Y sólo con la ayuda de dios se salvará. Esta pesimista visión del hombre la introduce el Cristianismo en la cultura histórica europea, al reflexionar sobre el significado teológico de la historia en general.
En la actualidad la Filosofía de la Historia, se construye por opiniones o formas particulares del pensamiento, las que interpretan a su manera la realidad. Y por cierto no podría ser de otra manera, pues la historia no ha sido nunca el reflejo fiel de los hechos del pasado, sino muy por el contrario su construcción deriva de los argumentos particulares de quienes la producen.

DE modo que un cambio paradigmático de la sociedad, ha permitido reinterpretar a la Filosofía de la Historia, y en evidencia conectarla con una teoría social de la cultura, que subyace a la comunidad humana. Una configuración antropocéntrica de la Filosofía de la Historia, y la idea del hombre, se determinan por la posición de éste en el universo, y por el orden humanista de lo Universal. Sentido en el cual la cultura es la forma de desarrollo de lo que se considera humano, no como una representación individual, sino como un sentido de colectividad.

Para los pensadores, la crítica trascendental es que la historia en cuanto historia, es una no ciencia, en la que predomina la idea de una serie casual de fenómenos particulares, que constituyen un relato de acontecimientos en que cada uno existe por sí mismo, y la conexión en el antes, y el después y la simultaneidad dependen solo del tiempo en un sentido progresivo y lineal[2], contrario a las Teorías del Retorno Cíclico de la Historia[3] del pensador italiano Giambattista Vico[4].

En tanto Karl Lowith[5], en su “La Historia del Mundo” publicado en 1949, establece que la Filosofía de la Historia, es un relato basado de una secularización[6] problemática de la historia sagrada, en que la filosofía de la historia no es, como se cree a menudo, un producto de la modernidad. El análisis de Löwith rota sobre dos ejes fundamentales: por un lado, destroza los conceptos teológicos secularizados en las filosofías de la historia y además, efectúa una lectura de la interpretación cristiana de la historia, enfrentándolos al esfuerzo de traducción que la lengua filosófica secular opera sobre los conceptos de la teología cristiana.

Desde el punto de vista del pensamiento postmoderno, el filósofo francés Jean-François Lyotard[7], interpreta a la Filosofía de la Historia, como el gran relato que sirve para legitimar el miedo a la homogeneidad característico de la sociedad actual. Afirma que: ni el marxismo, ni el liberalismo pueden explicar la actual sociedad postmoderna. Señala “Es necesario acostumbrarse a pensar sin moldes ni criterios. Eso es el postmodernismo"[8]. Y por cierto, la existencia de tal crítica, no implica que la historia quede fuera del ámbito de las disquisiciones filosóficas, ni que pierda sentido de realidad. Pues es el intento por encontrar las posibilidades de distinguir una Filosofía de la Historia, que supere a la Filosofía Clásica de la Historia[9]. Así, esta ha sido redefinida, y debe ser tildada de sustancialista[10], cuyo arranque lo constituye un pluralismo propio de los tiempos, desde el cual, no se puede establecer una sola teoría que dé cuenta de diferentes concepciones del bien.

La secularización constituye una progresiva erosión de los fundamentos teológico-metafísicos, que impregnaban la realidad cultural en las sociedades antiguas. El desarrollo de la sociedad europea occidental sería un progresivo proceso de secularización, en que se daría una creciente racionalización de la sociedad. La religión dejaría de ser el centro de producción de ofertas de sentido, y las relaciones sociales ocuparían su lugar en otros ámbitos, principalmente el económico[11]. El fenómeno conllevaría un aumento del ateísmo y agnosticismo derivando finalmente en la indiferencia religiosa[12].

Lyotard, en una crítica postmoderna cuestiona la “idea de una cronología lineal”. Pues durante veinte siglos, la cultura occidental ha estado dominada por lo que él llama “los pensadores del concepto y de la voluntad”. Para el la actual filosofía está más allá de los imperativos de la “industria cultural”[13].

Frente a este pensamiento la construcción histórica, exige que prevalezca una filosofía moral, que atienda más a la pluralidad de las formas del bien, que a una concepción racional. En razón de que la ética universalista es insuficiente para dar cuenta de la complejidad de la vida moral concreta, por su sesgo estrictamente racionalista y sospechosas de agregar una ideología.

En este sentido se puede entender la existencia de una separación entre una sociedad presuntamente ahistórica[14], en convivencia con una cultura histórica, que entiende la ética y los valores morales, como un planteamiento de importancia para la filosofía de la historia, que intenta elaborar una fundamentación normativa de lo histórico.

En una visión crítica basada en estas argumentaciones, se puede señalar que La filosofía de la historia, Ha Fracasado, e inevitablemente, al interpretar la historia de la humanidad con las ideas del progreso continuo, ha sido modificada por las concepciones del espíritu del mundo[15] y de la razón y reinterpretación materialista[16]. Por tanto la crítica impone la pregunta si el acceso a la historia no ha abandonado desde el principio el ámbito de los problemas filosóficos legítimos y rebasado los límites hacia una teoría filosófica puramente argumentativa.


[1]     conjunto de investigaciones filosóficas cuya principal preocupación establecer los fundamentos y límites del ejercicio de la Razón.
[2]       Hegel y Marx ven la historia como progresiva, aunque ven el progreso como la manifestación de una dialéctica,
[3]       Teoría idealista que la sociedad humana pasa por tres fases principales: divina, heroica y humana. Por edad divina, Vico entendía la infancia de la humanidad, o sociedad primitiva. La fase siguiente –edad heroica o adolescencia– es la de los Estados aristocráticos. La humanidad alcanza la tercera fase en el período de su madurez, después de la abolición de los privilegios de casta, se establece una igualdad burguesa, formal. En seguida comienza la desagregación de la sociedad, y la historia de la humanidad retorna a su estado inicial. Desechando los elementos progresivos de la teoría de Vico, la filosofía y la sociología reaccionarias contemporáneas imprimen de nuevo vigor a la idea falsa del retorno continuo de la humanidad hacia su punto de partida. La tesis se ha convertido en el arma ideológica de los abogados del régimen capitalista que sueñan con hacer volver hacia atrás la rueda de la historia.
[4]       Giambattista Vico, (Nápoles, 23 de junio de 1668 - ibídem, 23 de enero de 1744) abogado y filósofo de la historia napolitano. Notable por su concepto de verdad como resultado del hacer. Wikipedia
[5]     Karl Löwith, Historia del mundo y salvación - katz editores fue uno de los primeros discípulos de Heidegger —y luego uno de sus más agudos críticos— a quien conoció a través de E. Husserl en Friburgo, por los años veinte. Wikipedia
[6]       Secularización es el paso de algo o alguien de la esfera religiosa a una civil o no teológica. También significa el paso de algo o alguien que estaba bajo el ámbito de una doctrina religiosa  a la estructura secular, laica o mundanal.
[7]     Versalles, 1924 - París, 1998 Filósofo francés. Colaborador del grupo Socialismo o Barbarie, sus obras se encuadran en el freudomarxismo . Crítico de la razón ilustrada (La condición posmoderna, 1979), es también autor de El entusiasmo (1986).
[8]     https://elpais.com/diario/1985/10/23/cultura/498870004_850215.html
[9]       Filosofía clásica: pensamiento de los filósofos griegos como Sócrates, Platón y Aristóteles.
[10]     En el diccionario castellano sustancialismo significa teoría filosófica según la cual la realidad está constituida por entidades sustanciales, oponiéndose así al fenomenismo. Sustancia es el compuesto de materia y forma
[11]    Genealogía de la secularización, Paidós, Barcelona 1998].
[13]     http://critica.cl/filosofia/el-pensamiento-de-jean-francois-lyotard-
[14]    El ahistoricismo hace referencia a una negación de relación con la historia. Se utiliza como una crítica, refiriéndose a ser inexacto o ignorante históricamente.
[15]    Concepción Hegeliana
[16]    Concepción Materialista de Marx

Solsticio de Invierno


SOLSTICIO DE INVIERNO

La celebración de las fiestas solsticiales data desde épocas muy remotas, en la antigüedad los solsticios y equinoccios fueron llamados en lenguaje metafórico: Las puertas de los cielos; las que fueron celebradas desde el año 2800 a.d.c. Por los Druidas en el monumento más antiguo dedicado al sol; el de Stone-Henge, los Egipcios lo consideraron, al orientar la construcción de sus pirámides, para permitir que; durante los solsticios la luz de sus dios Ra, representado por el sol, pasara a través de las ventanas ocultas para iluminar al sarcófago del faraón.

La historia señala que las antiguas culturas poseían un particular respeto y dedicación por la astronomía y de manera especial por el Sol, a cuyo estudio y ofrenda dedicaron sus templos. Así, se les daba a los Solsticios una especial atención, dado que son precisamente los momentos del año cuando el sol llega a sus puntos más lejanos de oscilación entre los hemisferios Sur y Norte.

La palabra Solsticio procede del latín “SOLSTITIUM”, y su significado es "SOL QUIETO", (del latín sol y sístere: permanecer quieto), que corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor o menor distancia angular positiva o negativa del ecuador celeste o mayor o menor altura aparente en el cielo, y por tanto, cuando la duración del día o de la noche son las máximas del año respectivamente.

En astronomía, Solsticio, es un evento astronómico en que el Sol alcanza su máxima declinación Norte (+23º 27’) o Sur (−23º 27’) respecto al ecuador terrestre[1], fenómeno que ocurre dos veces en el año, la primera alrededor del 21 de junio denominada Solsticio de Invierno y la segunda alrededor del 21 de diciembre Solsticio de Verano.

Aproximadamente entre el 21 a 22 de junio se produce en el Hemisferio Sur, el Solsticio de Invierno, en que se celebra la muerte y renacimiento del sol (Sol Invictus[2]), muerte necesaria para crecer y liberarse de las viejas ataduras, en un proceso de vida y expresión de la unidad muerte-vida. Es el momento en que la naturaleza venera enlutada a la luz, que es la fuente de la vida, en la misma muerte yace la semilla del espíritu que florecerá en primavera culminando en el esplendor del Solsticio de Verano. Se produce entonces el día más corto y la noche más larga del año, el sol se encuentra en el punto más alejado del hemisferio. La tradición indicaba que durante el momento de máxima oscuridad del año solar, se celebraba el retorno e inicio de un nuevo ciclo, que honraba al Sol y su renacimiento.

Se debe señalar que los Solsticios, no se producen en el mismo día y hora, pues la tierra no tarda exactamente 365 días en su vuelta al sol, sino que 365,2425 días. La desviación es corregida en parte por los años bisiestos, a pesar de ello existe diferencias horarias que lo hacen saltar en ocasiones un día.

SOLSTICIOS EN LOS PUEBLOS ORIGINARIOS
Se debe destacar que los pueblos originarios y culturas ancestrales honraban estas fechas con celebraciones y rituales que hasta el día de hoy se recuerdan y celebran.

CELEBRACIÓN DEL PUEBLO MAPUCHE
Los mapuches en la observación de los ciclos de la naturaleza crearon su propio calendario, basado en 13 lunas y cuatro estaciones del año. Celebran el We Tripantu, fiesta de alegría, que es una verdadera fiesta con la naturaleza. En mapudungún significa nueva salida del sol y la luna. Pensaban que en este nuevo periodo la tierra comienza a limpiarse con el agua que envía Ngenechén (Dios) a través del Ngenko o espíritu del agua, provocando un nuevo ciclo, que implicaba el término del ciclo anterior.

CELEBRACIÓN DE LOS PUEBLOS ANDINOS
En el Solsticio de Invierno el imperio Inca, celebraba la fiesta del Inti Raymi o Fiesta del Sol. Se celebraba con ocasión del Solsticio de Invierno el año nuevo solar, para un pueblo cuyo principal objeto de culto era el dios Inti (Sol). La importancia religiosa, social y política era tal, que la fiesta se extendió en todo el Tahuantisuyo[3]. Era la Ceremonia de la noche de víspera del Solsticio de Invierno, en que se apagaban los fuegos en toda la extensión del enorme imperio inca, en Tahuantisuyo, y Cusco, en la gran plaza Huacaypata. El Inca, con ayuda de los Sacerdotes “inducía” al dios Inti justamente cuando llegaba al punto máximo de su lejanía y comenzaba su aproximación al Cusco, con el favor de sus rayos, para fecundar la tierra y procurar el bienestar de los hijos del imperio del Tahuantisuyo.

Los Mayas celebraron los solsticios a través de sacrificios humanos o juegos de pelota en las pirámides truncadas de la ciudad de Chichen Itzá, como en las ciudades de: Palenque, Quiragua,  Kopán y Tikal, cuyas ruinas aún permanecen ocultas por la selva.

CELEBRACIÓN DE LOS CELTAS, GERMANOS Y ESCANDINAVOS
Tradicionalmente la fiesta se celebraba para convocar el retorno de la luz y la esperanza contra el mundo oscuro. Los antiguos la llamaban Yule, cuyas tradiciones han sido adoptadas por el cristianismo en fiestas navideñas. Era costumbre adornar las casas con hiedra, y poner guirnaldas, de protección de visitas indeseadas. Los colores empleados eran el rojo, símbolo del nacimiento, y el verde, símbolo de la tierra, que consideraba que al empezar los días más largos, verdaderamente resurgía la vida en la tierra.

De los celtas se ha heredado el árbol de navidad, cuyo origen era un tronco de árbol que se quemaba la noche del Solsticio, en festejo del renacimiento del sol y atraer la prosperidad. La costumbre se remonta a Egipto, en el 5.000 A.c. al festejar el nacimiento de Horus, su Rey sol, que era representado como un niño de cabellos dorados en un pesebre con un disco solar sobre él. En estas fechas, las estrellas del cinturón de Orión se alinean con la brillante Sirio y el Sol[4][5]. De donde probablemente surge la historia de los tres Reyes Magos que siguen a la estrella de Belén hacia Cristo, representado por el Sol.

SOLSTICIOS EN MASONERÍA
Para la masonería, existe paralelismo entre los Solsticios y la tradición iniciática, entendiéndola como un camino en constante movimiento. Así los Solsticios en Masonería, señalan que es la época en que el Sol entra en los signos de Cáncer y Capricornio, para alcanzar su máxima declinación septentrional y meridional. Las Fiestas Solsticiales tienen lugar en los Solsticios de Verano e invierno, y dedicadas las primeras al Reconocimiento, y Esperanza y las segundas designadas como Fiestas de San Juan.

Desde sus inicios la Francmasonería ha adoptado leyendas que responden al mito solar, módelo a escala del Universo. Del mismo modo que el mito de Jano erigido por las tradiciones gnósticas e iniciáticas más remotas, el que próspera como un símbolo alrededor del cual gira la estructura simbólica masónica. En Roma, los Solsticios se dedicaban al Dios JANO, representativo del Sol, el nombre de Juan viene derivado de Janus, que significa:  Dios de las puertas, a quien se invocaba al salir de las ciudades, de los templos, de las casas, o al iniciar un viaje, siendo esta la divinidad que presidía todos los comienzos, la primera hora del día, el primer día del mes, el primer mes del año; y de ahí viene el nombre Jannuarius que significa Enero que es el mes que precede todos los años. Y que presidía, las iniciaciones (en latín INITIUM, INITIARE) y en particular el ingreso del Sol en los hemisferios celestes. JANO representa el ideal iniciático, simboliza, la puerta de entrada a la verdadera iniciación e indica porque en la Masonería los viejos usos y costumbres son Piedra Fundamental del desarrollo de toda su actividad.

PALABRAS FINALES
Para las religiones antiguas, el Sol era el símbolo de la personalidad, que concierne al gran héroe que atraviesa por todo tipo de peripecias en su viaje anual, incluyendo el descenso al inframundo, que marca el triunfo de la luz y prueba de la inmortalidad y regeneración de la vida.

Se ha dicho que los pueblos antiguos realizaban ritos, que vivificaban los mitos para traer al presente el tiempo perdido, en que la tierra se regía por las leyes del cielo. Ellos los sacralizaron y representaron de forma física a través de templos y ciudades, los que guardaban armonía con los puntos cardinales y con las estaciones, aspectos que la masonería ha tomado en cuenta al momento de construir sus templos.

Finalmente para la masonería el Solsticio de Invierno, metafísicamente simboliza el triunfo de la luz sobre la oscuridad, y el renacer a una nueva vida. De manera que representa la Iniciación del Aprendiz; la muerte a la vida profana y el renacer a una vida de iluminación. El Solsticio de Invierno, es entonces el punto de mayor relevancia dentro del orden cósmico, al interior del Templo. En un sentido particular, le da sentido a la Logia (Luz y Esperanza), pues corresponde con una época de frio, carencia y hambruna espiritual, que le otorga esperanzas al iniciado en su camino de comprensión de los misterios de la Masonería.


Freddy Ponce

Bibliografía
1.       Navidad y su simbolismo a la luz de la iniciación. Carlos Flores Herrera.
2.       Diccionario de ciencias ocultas. Espasa, Siglo XXI.
3.       Glosario. H. P. Blavatsky. Editorial Glem.
4.       Diccionario enciclopédico de la masonería. Kier.




[1]        El Ecuador es el plano perpendicular al eje de rotación del planeta que pasa por su centro, divide la superficie en dos hemisferios.
[2]        Sol Invictus ("sol invicto") o en forma completa, Deus Sol Invictus ("el invencible Dios Sol" en latín).
[3]       Imperio Prehispánico de los Incas
[4]        Sirio es la estrella más brillante del cielo en el hemisferio norte terrestre, aunque esté en el hemisferio sur celeste.
[5]        Al centro de la constelación de Orión se encuentran tres astros. Las estrellas se llaman Mintaka, Alnitak y Alnilam, conocidas como las tres Marías, los tres Reyes Magos o cinturón de Orión, forman una alineación ligeramente inclinada que refleja la posición de las tres grandes pirámides de Giza en Egipto.

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