ELECCIONES
EN CHILE
Desde el entendimiento y visión de un ciudadano común,
el sistema neo liberal ha sido intenso en deponer el espíritu nacional, democrático
y participativo, transformando a partir de ello las bases mas profundas de toda
expresión ciudadana. El poder político ejercido por los gobiernos de turno,
como tal, propician el control político de las personas, a través de votaciones
que cada cierto tiempo, revalidan el poder de cúpulas y por tanto en este ejercicio
eleccionario de candidatos, se ratifica la continuidad del poder en manos de grupos
políticos, que actúan en consecuencia acomodándose y apernándose al sistema
imperante.
A no dudarlo
existe un abismo profundo entre lo que ocurre durante la campaña electoral y lo
que se practica al llegar al poder. La carencia absoluta de correspondencia
entre las campañas electorales y el electo, alienta más aun la apatía de los votantes,
lo que hace exitoso el modelo.
De otra parte quienes eligen a los candidatos a
alcaldes o parlamentarios corresponden a las cúpulas partidarias quienes deciden
a dedo por los destinos de grupos de personas y en definitiva de los países, eligiendo
los candidatos y los pactos necesarios para ganar las elecciones, y así obtener
los cargos edilicios o parlamentarios aspirados. Salvo excepciones estos
políticos se han eternizado en sus cargos. Y a partir de ello también se ha eternizado
la bipolaridad existente basada en un binominalismo cadavérico. Se quiera o no,
ello promueve en las personas una cierta cultura del “no estoy ni ahí”, lo que
no hace mas que dar continuidad a la expresión de este liberalismo a ultranza, que
inhibe toda expresión ciudadana expresada en el voto.
Elegir alcaldes bajo este diseño de cosas significa de
igual manera ratificar las políticas neo liberales que dan continuidad al
sistema y a partir de ahí hacerse del control local de la política nacional que
se apoya en el control absoluto por parte del empresariado de los medios de comunicación
lo que da a su vez continuidad y éxito al modelo discriminatorio que basa su
acción en el consumo irracional de bienes los que las más de las veces ni
siquiera son bienes necesarios.