viernes, septiembre 10, 2021

EL HOMBRE Y SU COMPROMISO ÉTICO CON LA SOCIEDAD

                 EL HOMBRE Y SU COMPROMISO

ÉTICO CON LA SOCIEDAD

 

Por Freddy Ponce

Quien participa de una vida en sociedad[1] se enfrenta diariamente a obligaciones y toma de decisiones de todo tipo que a vida en la ciudad exige, las que, habiendo sido establecidas por un estado de derecho, que actúa regulando la organización humana, dentro de un territorio determinado, en donde tiene existencia real un orden vinculado a lo social, político y jurídico establecido mediante normativas claramente definidas y orientadas al bien común de las personas de esa sociedad.

Tal vez para algunos sea difícil entender que la vida en sociedad implique un tremendo desafío, que tiene que ver no solo con el cumplir con las obligaciones propias de un estado de derecho, sino que más aun con el compromiso por ser mejores personas tanto en el desarrollo personal, como en los esfuerzos por defender los derechos de quienes no los poseen o a quienes se les niega.

A partir de estas definiciones y en consideración a las distintas personalidades de las personas y sus visiones culturales, políticas, sociales y económicas, la convivencia en esa sociedad, genera diferentes formas de comportamiento y conducta ética, las que desde el punto de vista de la convivencia, comunican una forma de ser con sus particularidades como individuos de esa sociedad, y a partir de sus vivencias se forja la búsqueda continua de los valores universales y permanentes por alcanzar en el quehacer ético de cada ciudadano.

Es en esta medida, que se hace evidente el como se construye un hombre, uno capaz de ocuparse del basamento espiritual, que requiere de una concepción sociológica de la moral universal, con el objeto de alcanzar así el grado de eticidad y etnicidad propio y característico del lugar y de la universalidad de la civilización actual.

Este hombre, no ha de considerar el saberlo todo o ignorarlo todo. No ha de pretender ser un santo, sino que tan sólo debe pugnar por ser siempre un hombre libre y de buenas costumbres. No ha de ser ni dogmático ni escéptico. Porque sólo investigando, averiguando y filosofando; podrá llegar a situarse en un “Justo Medio”, que es la conducta crítica del que sabe algo e ignora algo y que, por tanto, quiere seguir aprendiendo convertido en ese eterno interrogador; que es capaz de sacar a la superficie todo cuanto es capaz de ofrecer. Sin duda esto constituye una filosofía de vida, la que atraviesa no sólo la actividad laboral sino también el comportamiento y hábitos de las personas.

Por ello conceptos como la caridad, tienen un significado que no es de simple ayuda, pues la verdadera responsabilidad del concepto es/o debe ser ayudar a mejorar la vida de los ciudadanos en el animo de alcanzar un cambio integral del hombre y del entorno en toda su dimensión.

Por otro lado, la sociedad, ofrece espacios de derechos inalienables para todo ser humano, entre otros no ser sometido a Tortura, lo que representa una perdida de los derechos del hombre. En general este caso esta referido y vinculado a los aparatos represivos de dictaduras, pero ello no termina ahí, los derechos de las grandes mayorías se ven a diario conculcados cuando el estado no asume su rol de protección frente a los grandes consorcios.

Se ha señalado que el hombre se encuentra a mitad de camino entre el saber y el ignorar, y por eso el aprendizaje de cada hombre, también se encuentra a mitad camino entre el cumplimiento de un ideal de perfección, que orienta o debe orientar su conciencia hacia el estudio de los valores de la verdad, la justicia y la belleza y como herramientas la razón, la voluntad y el sentimiento en la plena convicción de entregarlo para la construcción de las nuevas voluntades.

Por sobre cualquier otra consideración, los hombres deben alcanzar su plena conciencia expresada a través del trabajo, pero no un trabajo cualquiera, sino uno que sobretodo esta referido a su actuar en el mundo. Aquel que es capaz de poner al servicio de toda la comunidad en que participa, con toda su voluntad, para lograr así, una sociedad más justa fraterna y más solidaria.

Si el hombre ha conocido las virtudes y defectos de la sociedad y ha transitado por el difícil camino de construirse a si mismo, no ignora que la principal y permanente búsqueda del ciudadano, es el perfeccionamiento personal, sentido que se entiende como la misión de transformarse en hombre libre y de buenas costumbres, un hombre que busca practicar la fraternidad y el cambio hacia el progreso humano, de todos quienes le rodean en la sociedad la que le toca vivir.

Explorar la ética, que este ciudadano intenta desarrollar, consiste tácitamente en analizar sus emociones, cotejar sus valores e ir a la caza de todos los prejuicios camuflados en los resabios de su vida. Por tanto, es sin duda mucho el trabajo, que debe realizar, sin embargo, trabajará con el juicio, profundizará en el cimiento y finalmente revestirá las techumbres.

El hombre construido de esta manera con todos sus defectos y virtudes, debe tener la fuerza y voluntad para continuar derribando sus imperfecciones, como un compromiso permanente, que crece en la medida que se aquilatan en toda su magnitud, el sentido dialogal que ha de mantener con otros individuos, como un deber ineludible, que lleva implícito la condición de universalidad al considerar a toda la especie humana sin distinción de sexos, razas ni condición social, permitiendo de este modo multiplicar, el efecto bienhechor de sus cualidades.

Para todos es conocido que, en muchos pueblos, se contrasta la opulencia y la miseria, que se clama por justicia e igualdad de oportunidades, para que el ser humano alcance su desarrollo integral como persona. En concordancia con esa aspiración, hombres despliegan sus mejores esfuerzos, convertido en líderes sociales, para enfrentar el reto de progreso de todos los hombres.

Este ciudadano debe ser un hombre comprometido con su época, no importa su posición social, ni el lugar donde se encuentre, oficina, fábrica, escuela, en el campo o en la construcción. Su primer ideal es mantener el ejemplo perenne de aquellos grandes hombres que lo han antecedido, teniéndoles como modelo de lo que se puede llegar a ser.

Su conducta ética, es un potente juez que guiara la dirección de su conciencia, definida ésta como la capacidad intuitiva sujeta al desarrollo y perfección por medio del raciocinio y la experiencia, que permite conocer el bien por hacer y el mal que se debe evitar, para la conservación del individuo y la especie humana.

Lo señalado, parece una condición de idealismo casi estúpido en estos tiempos de consumismo salvaje, de falta de preocupación por el otro distinto de si mismo, si quizá no sea fácil ni tampoco sea posible, sin embargo, se observa en la juventud un gran gesto de cambio hacia una condición ética de cambio que queda implícita en sus actos

Salvador Allende mencionaba en un discurso en México, en la Universidad de Guadalajara hace un tiempo atrás lo siguiente: 

“Hay Jóvenes viejos que no comprenden que ser universitario, por ejemplo, es un privilegio extraordinario en la inmensa mayoría de los países del continente. Esos jóvenes viejos creen que la universidad se ha levantado como una necesidad para preparar técnicos y que ellos deben estar satisfechos con adquirir un titulo profesional. Les da rango y el arribismo social, caramba, que dramáticamente peligroso, les da un instrumento que les permite ganarse la vida en condiciones de ingresos superiores a la mayoría del resto de los conciudadanos”.


“Y estos jóvenes viejos, si son arquitectos, por ejemplo, no se preguntan cuántas viviendas faltan en nuestros países y, a veces, ni en su propio país. Hay estudiantes que, con un criterio estrictamente liberal. Hacen de su profesión el medio honesto para ganarse la vida, pero básicamente en función de sus propios intereses”


“Allá hay muchos médicos -y yo soy médico- que no comprende o no quieren comprender que la salud se compra, y que hay miles y miles de hombres y mujeres en America Latina que no pueden comprar la salud; que no quieren entender, por ejemplo, que a mayor pobreza mayor enfermedad, y a VM mayor enfermedad mayor pobreza y que, por tanto, que si bien cumple atendiendo al enfermo que demanda sus conocimientos sobre la base de los honorarios, no piensan en que hay miles de personas que no pueden ir a sus consultorios y son pocos los que luchan porque se estructuren los organismos estatales para llevar la salud ampliamente al pueblo”.

Y por ello que es posible no solo en el discurso, sino que el ofrecer un COMPROMISO ÉTICO de largo alcance para la conquista de este mundo que es nuestro.

"A construir la sociedad que queremos y acaso también la que nos merecemos. Modelada por las fuerzas de la historia de un país la que será la expresión construida de lo que somos y queremos ser".

La ética personal y social, será en los próximos años condición inexcusable para la permanencia del ser humano sobre el medio ambiente, porque la propia sostenibilidad de la civilización, incluso su supervivencia, exige el compromiso ético de todos, entonces la sociedad puede y debe ofrecer un firme ejemplo de esa renovación ética y, como en otros tiempos, liderar un cambio social.



[1] Sociedad: se refiere al conjunto de individuos que interaccionan entre sí y comparten ciertos rasgos culturales esenciales, cooperando para alcanzar metas comunes.

jueves, septiembre 09, 2021

CONSIDERACIONES HUMANAS SOBRE EL LIBRE EXAMEN


 

CONSIDERACIONES HUMANAS

SOBRE EL LIBRE EXAMEN

 

Por Freddy Ponce

 

El Libre Examen, constituye una expresión semántica del Librepensamiento o la interpretación libre de los argumentos construidos por la sociedad respecto de leyes o hechos. Por ello se ha de definir como la autonomía que posee cada persona para pensar e investigar diversos asuntos de su curiosidad y que pueden construir una propia verdad, que puede ser incluso distinta de aquella construida por otros actores cuyos fundamentos y propios dogmas escritos en su inconsciente constituyen normas y juicios de autoridad y valor establecidos por la sociedad en que habita el individuo.

Entonces desde una visión argumental, el librepensador es una persona que sostiene posiciones de búsqueda de la verdad, y que ciertamente indaga en el encuentro con la lógica, con la razón y el empirismo[1], en lugar de la aceptación de una autoridad, o tradición, revelación o ley dogmática establecida.

De esta manera quienes participan del libre pensamiento, son definidos como librepensadores, representando el análisis imparcial de hechos y decisiones, consideradas independientemente de toda imposición dogmática de cualquier institución, religión, tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que intente imponer un punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica.

Por cierto, dicho axioma tiene relación con el origen histórico del pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como el Renacimiento, el Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. Desde donde surgen las ideas filosóficas desarrolladas para nuevas y diferentes formas de establecer el concepto de librepensador.

La Ilustración propone una actitud filosófica consistente en rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra clase, y confiar en la razón para distinguir lo verdadero de lo falso en un clima de tolerancia y diálogo.

En este sentido profundo la aparición de una institución de tipo libertaria como la masonería en Gran Bretaña en el siglo XVIII, supuso un avance sustancial, en la libertad de conciencia. Aunque no definitivo. En principio la masonería exigía a sus miembros la creencia en un Dios revelado, en una verdad superior, pero no especificaba cuál, por lo que, sin reconocer plenamente la libre conciencia, admitía la convivencia de dogmas basándose en el respeto mutuo y en la búsqueda de una verdad superior y unificadora, que finalmente quedaría plasmada en la figura del G.A.D.U. Y por cierto no es hasta la aparición de la masonería adogmática, cuya doctrina no exige a sus integrantes la fe en ninguna verdad revelada, y que reconoce la libre conciencia. Es el momento en que se prescinde de la figura de un ente superior, que dice cuál es la verdad, que la libre conciencia se convierte en el rechazo abierto a todo dogmatismo.

El ingreso a la masonería, exige ser un hombre libre, aunque a veces se ha relegado a las cuestiones pecuniarias, o sea ser libre para pagar las cuotas, lo que en parte a permitido marginar a la mitad de la humanidad.

El fin principal valor al que aspira la Masonería es la Fraternidad Universal, mediante el perfeccionamiento integral del Hombre. Para ello la Masonería simbólica sustenta un proyecto filosófico de mejoría del Hombre. El masón se conoce a sí mismo e inicia un proceso de autoconstrucción para llegar a ser la mejor versión de sí mismo. La logia constituye de esta manera un espacio de búsqueda del saber, de reflexión, de diálogo y de convivencia fraternal para el crecimiento personal.

El motor de la búsqueda es la duda filosófica, la que representa la ignorancia, de modo que para salir de ella se necesita solo el conocimiento de sí mismo. La duda no es negación ni afirmación a priori, es sólo un estado de conciencia en el que no existen elementos para negar o afirmar algo. A partir de ella la Masonería ofrece un sencillo como antiguo método para el perfeccionamiento intelectual. Es un método que tiene como finalidad formar pensadores independientes deseosos de llegar por su propio esfuerzo al discernimiento de la verdad.

El método, usa ampliamente el símbolo y la alegoría, pero no ofrece de ellos ninguna explicación fija o dogmática, sino que deja en libertad al iniciado para que ejercite sus propias facultades deductivas e inductivas para descifrarlos y aprender -por sí mismo- las provechosas lecciones que encierran. De  modo que a través del simbolismo la masonería se consagra a la adquisición de habilidades en el uso de herramientas masónicas, que permiten una reflexión crítica, filosófica, humanista y meliorista, para alcanzar la plena posesión de las herramientas, y finalmente actuar eficazmente sobre él mismo y sobre la sociedad. Estimulando el libre examen, la expresión libre, la discusión ilustrada, el desarrollo de la imaginación y el pensamiento propio reflexivo y constructivo, como medio para conseguir que cada quien llegue a sus propias conclusiones.

El logro es un pensamiento filosófico de libre examen el que, por definición, es crítico y constructivo que conduce a los adeptos al conocimiento e interpretación de los símbolos y mensajes rituales, propiciando la obtención de su significado real y profundo, y sólo así se adquiere una vivencia plena para quien los piensa y trabaja.



[1]     Como lo señala Kant en la Razón Pura, una síntesis entre racionalismo de Descartes y el empirismo de Hume.

martes, septiembre 07, 2021

EL CIUDADANO Y SU COMPROMISO ÉTICO CON LA SOCIEDAD


 

EL CIUDADANO Y SU COMPROMISO

ÉTICO CON LA SOCIEDAD

 

Por Freddy Ponce

 

Toda persona que participa de una vida en sociedad[1] se enfrenta diariamente a obligaciones y toma de decisiones de cualquier tipo, las que, habiendo sido establecidas por un estado de derecho, que actúa regulando la organización humana, dentro de un territorio determinado, donde tiene existencia real un orden vinculado a lo social, político y jurídico establecido mediante normativas claramente definidas y orientadas al bien común de las personas de esa sociedad.

Tal vez para algunos sea difícil entender que la vida en sociedad implique un tremendo desafío, que tiene que ver no solo con el cumplir con las obligaciones propias de un estado de derecho, sino que más aun con el compromiso por ser mejores personas tanto en el desarrollo personal, como en los esfuerzos por defender los derechos de quienes no los poseen o a quienes se les niega.

A partir de las definiciones y en consideración a que las personas poseen distintas personalidades y visiones culturales, políticas, sociales y económicas, su convivencia en esa sociedad, genera diferentes formas de comportamiento y conducta ética, las que desde el punto de vista de la convivencia, comunican una forma de ser con sus particularidades como individuos de esa sociedad, y a partir de sus vivencias se forja la búsqueda continua de los valores universales y permanentes por alcanzar en el quehacer ético de cada ciudadano.

Es en esta medida, que se hace evidente el como se construye un hombre, uno capaz de ocuparse del basamento espiritual, que requiere de una concepción sociológica de la moral universal, con el objeto de alcanzar así el grado de eticidad y etnicidad propio y característico del lugar y de la universalidad de la civilización actual.

Este hombre, no ha de considerar el saberlo todo o ignorarlo todo. No ha de pretender ser un santo, sino que tan sólo debe pugnar por ser siempre un hombre libre y de buenas costumbres. No ha de ser ni dogmático ni escéptico. Porque sólo investigando, averiguando y filosofando; podrá llegar a situarse en un “Justo Medio”, que es la conducta crítica del que sabe algo e ignora algo y que, por tanto, quiere seguir aprendiendo convertido en ese eterno interrogador; que es capaz de sacar a la superficie todo cuanto es capaz de ofrecer. Sin duda esto constituye una filosofía de vida, la que atraviesa no sólo la actividad laboral sino también el comportamiento y hábitos de las personas.

Por ello conceptos como la caridad, tienen un significado que no es de simple ayuda, pues la verdadera responsabilidad del concepto es/o debe ser ayudar a mejorar la vida de los ciudadanos en el animo de alcanzar un cambio integral del hombre y del entorno en toda su dimensión.

Por otro lado, la sociedad, ofrece espacios de derechos inalienables para todo ser humano, entre otros no ser sometido a Tortura, lo que representa una perdida de los derechos del hombre. En general este caso esta referido y vinculado a los aparatos represivos de dictaduras, pero ello no termina ahí, los derechos de las grandes mayorías se ven a diario conculcados cuando el estado no asume su rol de protección frente a los grandes consorcios.

Se ha señalado que el hombre se encuentra a mitad de camino entre el saber y el ignorar, y por eso el aprendizaje de cada hombre, también se encuentra a mitad camino entre el cumplimiento de un ideal de perfección, que orienta o debe orientar su conciencia hacia el estudio de los valores de la verdad, la justicia y la belleza y como herramientas la razón, la voluntad y el sentimiento en la plena convicción de entregarlo para la construcción de las nuevas voluntades.

Por sobre cualquier otra consideración, los hombres deben alcanzar su plena conciencia expresada a través del trabajo, pero no un trabajo cualquiera, sino uno que sobretodo esta referido a su actuar en el mundo. Aquel que es capaz de poner al servicio de toda la comunidad en que participa, con toda su voluntad, para lograr así, una sociedad más justa fraterna y más solidaria.

Si el hombre ha conocido las virtudes y defectos de la sociedad y ha transitado por el difícil camino de construirse a si mismo, no ignora que la principal y permanente búsqueda del ciudadano, es el perfeccionamiento personal, sentido que se entiende como la misión de transformarse en hombre libre y de buenas costumbres, un hombre que busca practicar la fraternidad y el cambio hacia el progreso humano, de todos quienes le rodean en la sociedad la que le toca vivir.

Explorar la ética, que este ciudadano intenta desarrollar, consiste tácitamente en analizar sus emociones, cotejar sus valores e ir a la caza de todos los prejuicios camuflados en los resabios de su vida. Por tanto, es sin duda mucho el trabajo, que debe realizar, sin embargo, trabajará con el juicio, profundizará en el cimiento y finalmente revestirá las techumbres.

El hombre construido de esta manera con todos sus defectos y virtudes, debe tener la fuerza y voluntad para continuar derribando sus imperfecciones, como un compromiso permanente, que crece en la medida que se aquilatan en toda su magnitud, el sentido dialogal que ha de mantener con otros individuos, como un deber ineludible, que lleva implícito la condición de universalidad al considerar a toda la especie humana sin distinción de sexos, razas ni condición social, permitiendo de este modo multiplicar, el efecto bienhechor de sus cualidades.

Para todos es conocido que, en muchos pueblos, se contrasta la opulencia y la miseria, que se clama por justicia e igualdad de oportunidades, para que el ser humano alcance su desarrollo integral como persona. En concordancia con esa aspiración, hombres despliegan sus mejores esfuerzos, convertido en líderes sociales, para enfrentar el reto de progreso de todos los hombres.

Este ciudadano debe ser un hombre comprometido con su época, no importa su posición social, ni el lugar donde se encuentre, oficina, fábrica, escuela, en el campo o en la construcción. Su primer ideal es mantener el ejemplo perenne de aquellos grandes hombres que lo han antecedido, teniéndoles como modelo de lo que se puede llegar a ser.

Su conducta ética, es un potente juez que guiara la dirección de su conciencia, definida ésta como la capacidad intuitiva sujeta al desarrollo y perfección por medio del raciocinio y la experiencia, que permite conocer el bien por hacer y el mal que se debe evitar, para la conservación del individuo y la especie humana.

Lo señalado, parece una condición de idealismo casi estúpido en estos tiempos de consumismo salvaje, de falta de preocupación por el otro distinto de si mismo, si quizá no sea fácil ni tampoco sea posible, sin embargo, se observa en la juventud un gran gesto de cambio hacia una condición ética de cambio que queda implícita en sus actos

El QH. Salvador Allende mencionaba en un discurso en México, en la Universidad de Guadalajara hace un tiempo atrás lo siguiente:

 

“Hay Jóvenes viejos que comprenden que ser universitario, por ejemplo, es un privilegio extraordinario en la inmensa mayoría de los países de nuestro continente. Esos jóvenes viejos creen que la universidad se ha levantado como una necesidad para preparar técnicos y que ellos deben estar satisfechos con adquirir un titulo profesional. Les da rango y el arribismo social, caramba, que dramáticamente peligroso, les da un instrumento que les permite ganarse la vida en condiciones de ingresos superiores a la mayoría del resto de los conciudadanos”.

 

Y estos jóvenes viejos, si son arquitectos, por ejemplo, no se preguntan cuántas viviendas faltan en nuestros países y, a veces, ni en su propio país. Hay estudiantes que, con un criterio estrictamente liberal, hacen de su profesión el medio honesto para ganarse la vida, pero básicamente en función de sus propios intereses.

Allá hay muchos médicos -y yo soy médico- que no comprenden o no quieren comprender que la salud se compra, y que hay miles y miles de hombres y mujeres en América Latina que no pueden comprar la salud; que no quieren entender, por ejemplo, que a mayor pobreza mayor enfermedad, y a mayor enfermedad mayor pobreza y que, por tanto, si bien cumplen atendiendo al enfermo que demanda sus conocimientos sobre la base de los honorarios, no piensan en que hay miles de personas que no pueden ir a sus consultorios y son pocos los que luchan porque se estructuren los organismos estatales para llevar la salud ampliamente al pueblo.

Y por ello que es posible no solo en el discurso, sino que el ofrecer un COMPROMISO ÉTICO de largo alcance para la conquista de este mundo que es nuestro.

"A construir la sociedad que queremos y acaso también la que nos merecemos. Modelada por las fuerzas de la historia de un país la que será la expresión construida de lo que somos y queremos ser".

La ética personal y social, será en los próximos años condición inexcusable para la permanencia del ser humano sobre el medio ambiente, porque la propia sostenibilidad de la civilización, incluso su supervivencia, exige el compromiso ético de todos, entonces la sociedad puede y debe ofrecer un firme ejemplo de esa renovación ética y, como en otros tiempos, liderar un cambio social.



[1]     Sociedad: se refiere al conjunto de individuos que interaccionan entre sí y comparten ciertos rasgos culturales esenciales, cooperando para alcanzar metas comunes.

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