jueves, septiembre 09, 2021

CONSIDERACIONES HUMANAS SOBRE EL LIBRE EXAMEN


 

CONSIDERACIONES HUMANAS

SOBRE EL LIBRE EXAMEN

 

Por Freddy Ponce

 

El Libre Examen, constituye una expresión semántica del Librepensamiento o la interpretación libre de los argumentos construidos por la sociedad respecto de leyes o hechos. Por ello se ha de definir como la autonomía que posee cada persona para pensar e investigar diversos asuntos de su curiosidad y que pueden construir una propia verdad, que puede ser incluso distinta de aquella construida por otros actores cuyos fundamentos y propios dogmas escritos en su inconsciente constituyen normas y juicios de autoridad y valor establecidos por la sociedad en que habita el individuo.

Entonces desde una visión argumental, el librepensador es una persona que sostiene posiciones de búsqueda de la verdad, y que ciertamente indaga en el encuentro con la lógica, con la razón y el empirismo[1], en lugar de la aceptación de una autoridad, o tradición, revelación o ley dogmática establecida.

De esta manera quienes participan del libre pensamiento, son definidos como librepensadores, representando el análisis imparcial de hechos y decisiones, consideradas independientemente de toda imposición dogmática de cualquier institución, religión, tradición, tendencia política o cualquier movimiento activista que intente imponer un punto de vista ideológico o cosmovisión filosófica.

Por cierto, dicho axioma tiene relación con el origen histórico del pensamiento revolucionario que dio origen a movimientos como el Renacimiento, el Humanismo, la Reforma, la Ilustración y la Revolución francesa. Desde donde surgen las ideas filosóficas desarrolladas para nuevas y diferentes formas de establecer el concepto de librepensador.

La Ilustración propone una actitud filosófica consistente en rechazar todo dogmatismo, religioso o de cualquier otra clase, y confiar en la razón para distinguir lo verdadero de lo falso en un clima de tolerancia y diálogo.

En este sentido profundo la aparición de una institución de tipo libertaria como la masonería en Gran Bretaña en el siglo XVIII, supuso un avance sustancial, en la libertad de conciencia. Aunque no definitivo. En principio la masonería exigía a sus miembros la creencia en un Dios revelado, en una verdad superior, pero no especificaba cuál, por lo que, sin reconocer plenamente la libre conciencia, admitía la convivencia de dogmas basándose en el respeto mutuo y en la búsqueda de una verdad superior y unificadora, que finalmente quedaría plasmada en la figura del G.A.D.U. Y por cierto no es hasta la aparición de la masonería adogmática, cuya doctrina no exige a sus integrantes la fe en ninguna verdad revelada, y que reconoce la libre conciencia. Es el momento en que se prescinde de la figura de un ente superior, que dice cuál es la verdad, que la libre conciencia se convierte en el rechazo abierto a todo dogmatismo.

El ingreso a la masonería, exige ser un hombre libre, aunque a veces se ha relegado a las cuestiones pecuniarias, o sea ser libre para pagar las cuotas, lo que en parte a permitido marginar a la mitad de la humanidad.

El fin principal valor al que aspira la Masonería es la Fraternidad Universal, mediante el perfeccionamiento integral del Hombre. Para ello la Masonería simbólica sustenta un proyecto filosófico de mejoría del Hombre. El masón se conoce a sí mismo e inicia un proceso de autoconstrucción para llegar a ser la mejor versión de sí mismo. La logia constituye de esta manera un espacio de búsqueda del saber, de reflexión, de diálogo y de convivencia fraternal para el crecimiento personal.

El motor de la búsqueda es la duda filosófica, la que representa la ignorancia, de modo que para salir de ella se necesita solo el conocimiento de sí mismo. La duda no es negación ni afirmación a priori, es sólo un estado de conciencia en el que no existen elementos para negar o afirmar algo. A partir de ella la Masonería ofrece un sencillo como antiguo método para el perfeccionamiento intelectual. Es un método que tiene como finalidad formar pensadores independientes deseosos de llegar por su propio esfuerzo al discernimiento de la verdad.

El método, usa ampliamente el símbolo y la alegoría, pero no ofrece de ellos ninguna explicación fija o dogmática, sino que deja en libertad al iniciado para que ejercite sus propias facultades deductivas e inductivas para descifrarlos y aprender -por sí mismo- las provechosas lecciones que encierran. De  modo que a través del simbolismo la masonería se consagra a la adquisición de habilidades en el uso de herramientas masónicas, que permiten una reflexión crítica, filosófica, humanista y meliorista, para alcanzar la plena posesión de las herramientas, y finalmente actuar eficazmente sobre él mismo y sobre la sociedad. Estimulando el libre examen, la expresión libre, la discusión ilustrada, el desarrollo de la imaginación y el pensamiento propio reflexivo y constructivo, como medio para conseguir que cada quien llegue a sus propias conclusiones.

El logro es un pensamiento filosófico de libre examen el que, por definición, es crítico y constructivo que conduce a los adeptos al conocimiento e interpretación de los símbolos y mensajes rituales, propiciando la obtención de su significado real y profundo, y sólo así se adquiere una vivencia plena para quien los piensa y trabaja.



[1]     Como lo señala Kant en la Razón Pura, una síntesis entre racionalismo de Descartes y el empirismo de Hume.

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