VISIÓN DE LA MASONERÍA SIGLO 21
Freddy Ponce
Chile enfrenta un profundo cambio social y político,
que se manifiesta en la toma de conciencia de los ciudadanos respecto de su
posición como arquitectos de su destino en la sociedad. A partir de ello con
claridad las personas han asumido un rol protagónico entendiendo que el sistema
político, ha sido incapaz de ofrecer respuestas categóricas a todas sus
demandas. De manera tal que los ciudadanos de hoy demandan del estado una mayor
actividad en los variados campos sociales tales como derechos humanos, derechos
de las minorías, derechos de género como también la demanda de una posición
económica que dé respuesta a las necesidades básicas de las personas.
Por cierto la sociedad en su conjunto y el país se
enfrentan a un cambio de civilización, que afecta las condiciones de vida y los
valores fundamentales de los individuos, la internet ha generado un continuum
de comunicación entre los ciudadanos y quien más y quien menos hoy cuenta con
aparatos celulares que le permiten su activa participación en las redes
sociales. En esta medida el estado debe dar respuesta no basta con que los
funcionarios tengan los teléfonos más modernos y los aparatos más rápidos en
computación y comunicación, se requiere políticos administradores que sean
capaces de crear las bases coyunturales de lo que será esta nueva civilización
a que se enfrenta la sociedad, no es posible que el estado soporte una
mandataria con un 15 % de aprobación.
Y por tanto se hace impostergable el dar respuestas
a las preguntas necesarias y pertinentes más allá de las tres preguntas claves
de las escuelas iniciáticas: ¿de dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? Sino
que en una conciencia sensible debe otras preguntas más amplias que el masón
debe incorporar a ese cambio pues son preguntas más angustiantes, que requieren
una respuesta.
¿Qué pasa con el Planeta Tierra?
¿Qué sociedad que estamos construyendo y cual
queremos?
¿Cómo combatimos el hambre y las guerras?
¿Qué mundo le dejaremos a nuestros hijos?
¿Cómo contribuimos en forma consciente y voluntaria
a crear un mundo mejor?
¿Cómo le damos coherencia ética a nuestras
acciones?
En este estado de cosas se debe entender que la
posición de la masonería luego de largos periodos de ostracismo y de apartarse
de la sociedad civil, con una mirada de absoluta abstracción de los fenómenos
del mundo civil las más de las veces señalado por las políticas de los Grandes Maestros
de turno, a fin de imprimir una mirada fundamentalmente hacia el interior de
los templos. Hoy se puede afirmar categóricamente y con claridad que la
Francmasonería tiene un déficit comunicacional con la sociedad civil. Asimismo
como serias dificultades para adaptarse a las nuevas realidades político-sociales
del siglo XXI, cambios que en el plano conceptual exigen una nueva praxis
institucional que posibiliten el contribuir al desarrollo de las sociedades.
Y por cierto el mundo ha cambiado a un ritmo
vertiginoso en el último siglo y la masonería no ha tomado nota del ritmo y ha
quedado atrás hoy la sociedad del conocimiento, marcada por una revolución
científico tecnológica, la globalidad y la interdependencia, avanza rápidamente
a nuevas exigencias de la sociedad en que nuevas necesidades y desafíos importan
que un masón sea capaz de interpretar. Por tanto la institución masónica debe
adecuar la teoría y la praxis para comprender la evolución hacia nuevos
paradigmas y responder a nuevas concepciones emergentes que inevitablemente
genera cambios de civilización.
La concepción del ser humano, del cosmos, de la
vida, conserva la impronta del siglo de las luces, de la era industrial. Y ello
es una buena base, aun es útil, pero insuficiente para dar cuenta de la
complejidad que se enfrenta en la vida cotidiana y no se condice con la
evolución del pensamiento humano. Todo ello interpela filosófica y éticamente.
HACIA UNA NUEVA VISION/LA NUEVA VIA
Es probable que
en una conservadora mirada para algunos sea difícil entender que la vida en
sociedad implique un tremendo desafío, que tiene que ver no solo con el cumplir
con las obligaciones propias de un estado de derecho, sino que más aun con el
compromiso por ser mejores personas tanto en el desarrollo personal, como en
los esfuerzos por defender los derechos de quienes no los poseen o a quienes se
les niega.
Hoy las personas poseen visiones culturales,
políticas, sociales y económicas, su convivencia en esa sociedad, generando
diferentes formas de comportamiento y conducta ética, las que desde el punto de
vista de la convivencia, comunican una forma de ser con sus particularidades
como individuos de esa sociedad,
La realidad socio-económica de chile
muestra un escenario en que la economía dominante es aplicada desde una visión
estrictamente capitalista que busca absorber lo que se interponga y solo desea
acumular riqueza, se debe en esta medida repensar una dinámica económica más
humana y social.
Así, por cierto es que la masonería requiere de nuevas
herramientas conceptuales, su propósito debe ser encontrar y dar las respuestas
a los nuevos desafíos del siglo XXI. Para ello requiere de un proyecto de desarrollo,
que permita al masón de todos los grados una nueva forma de participación, reflexión
y estudio de los fenómenos que acontecen en el planeta y a través de ellos dar
respuestas coherentes en la construcción de una teoría general de la sociedad.
Sin duda el hombre está mejor preparado que en el
siglo 20, sobre los diferentes problemas de la Humanidad. Pero si bien hay
muchos datos y conocimientos dispersos, resultado de las múltiples
especializaciones, se requiere una mirada globalizadora. La consecuencia es que
no existe una acción transformadora de la realidad, en la dirección y la
profundidad necesaria. Sólo las escuelas iniciáticas pueden construir esa
mirada global, filosófica, que abarque la evolución de la Humanidad y
contribuya a construir su destino, al integrar la acción de muchos.
“Solo juntos sabremos”.
El saber compartido de todos los iniciados, se debe
apoyan en los cimientos de la masonería que es la tradición masónica cuya
visión para el siglo 21, es necesario validar en los principios universales
cuya vigencia y pertinencia deben ser compartidos por todas las logias de la
obediencia más allá de lógicas diferencias. El principio es “Abandonar Ya” el lastre
cultural que significó el periodo heredado del pasado sobre todo de 17 años de
dictadura.
Hoy como ayer el enriquecimiento de pocos y el
sufrimiento de muchos, y las ansias de poder hacen impostergable el asumir los
desafíos presentes. Los hijos de los hijos no pueden continuar con hambre y
violencia.