Por: Freddy Ponce
Desde el punto de vista de los fenómenos sociales emergentes que suelen impactar la convivencia y convergencia social en el país; es posible de señalar que muy probablemente el rostro de la sociedad chilena cambiara fuertemente en los próximos años, ello en razón de la gran cantidad de inmigrantes que ha llegado al país, lo que sin duda será una determinante en la composición y estructura social de Chile, particularmente cuando la composición étnica produce cambios sociales profundos, de allí que surge la pregunta a la sociedad chilena actual ¿INTEGRACION O XENOFOBIA?.
El resultado en favor o en contra de la inmigración constituye una seña de la identidad de la sociedad actual y el cómo se aborda el tema, si con la naturalidad y eficacia de la tarea diaria asignada a los inmigrantes y/o como un proceso difícil de aceptar sobre el cual toda la comunidad, tiene opiniones en favor o en contra que realizar.
En
el pasado Chile fue un país acostumbrado a acoger población extranjera. Así Importantes
grupos han sido parte del desarrollo del país con comunidades que por regla
general fueron acogidas de manera favorable, constituyendo integración social
del inmigrante, con la aceptación de una discusión positiva que caracterizo la
aceptación de esos grupos y su aporte al desarrollo del país, aceptando su
integración a través de las validas intenciones de la ciudadanía y de quienes
legislaron. Pero en los últimos años los desplazamientos se han visto
reforzados por corrientes migratorias de personas de color que intentan
instalarse de forma permanente en el territorio.
La aparición de esta corriente de poblaciones sin duda han generado una discriminación que se ha hecho evidente y de la que surgen peticiones de una política más restrictiva con la inmigración que afecta de forma directa y de manera acusada a grupos sociales más vulnerable que son la primera víctima de la violencia, y que de manera muy destacada, sufren las consecuencias y el repunte de opiniones y actitudes xenófobas que en tiempos de mayor crisis económica, contribuyen a reforzar la insatisfacción del colectivo multiplicando el riesgo de exclusión social de los grupos migrantes.
La historia de la masonería destaca un grado importante de integración social política y económica de los inmigrantes, un ejemplo ocurre en el pujante puerto de Valparaíso del 1800, donde se desarrollaba el comercio y la industria, y en el que se recibe gran cantidad de inmigrantes europeos que fundaron la masonería chilena. Y por cierto el largo historial de la causa de integrar a las sociedades no solo en el caso de los inmigrantes, sino también de la lucha histórica de hombres de la masonería (a veces demasiado teorizada) por integrar a las distintas capas sociales de Chile. Y que muy a pesar en los últimos tiempos tiende a una sociedad que se distribuye en verdaderos gettos económico sociales.
La Francmasonería es una sociedad adogmática y encaminada a emancipar a los individuos y su compromiso social y ciudadano, se solidariza con la opinión de que se debe permitir la integración como parte del necesario progreso de la sociedad. Se entiende que la Francmasonería como la primera sociedad globalizada o mundializada, (como se señala en la iniciación al reconocer como tal para todas y todos). debe permitir la integración en la historia y realidad latinoamericana, no solo por dar cuenta de los esfuerzos y sueño de los Libertadores, que vislumbraron la posibilidad de una América unida, no solo por historia común, sino en torno a propósitos comunes y a una voluntad mancomunada de construir el futuro y el porvenir de sus pueblos.
La integración social del inmigrante, puede y debe ser planteado en acuerdo con aspectos jurídicos, morales, humanitarios, económicos, políticos, etc. y por tanto se debe poner el acento en los derechos y en los deberes. Al mismo tiempo se puede plantear desde el compromiso político axiológico de la democracia cuyos valores y principios de justicia, ponen una dimensión de igualdad para integrar como disfrute efectivo de derechos y deberes a partir de la definición de unas pautas comunes de convivencia.
Finalmente se debe destacar que desde la perspectiva de la Masonería Chilena se solidariza con la preocupación creciente de la población respecto al tema de la inmigración, pero sin duda el criterio social respecto del grupo más reprimido Los haitianos, invoca solidaridad con ellos, pero con la necesaria necesidad de legislar sobre el particular. Como principio la Masonería rechaza la xenofobia, racismo y discriminación. Y por tanto en este sentido es necesario exhortar a las autoridades Chilenas, responsables de aplicar las leyes migratorias, a hacerlo con responsabilidad y determinación y a asumir las cuotas de responsabilidad para la solución de los grandes males que afectan al hermano pueblo de Haití. Como libres pensadores se debe apostar a la sensatez y el buen juicio de quienes legislan para fortalecer la paz social a la que aspiran los masones y toda la sociedad chilena.
