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miércoles, junio 06, 2018

Principios y Valores esenciales


PRINCIPIOS Y VALORES ESENCIALES
EN LA CONSTRUCCION DE UNA FILOSOFIA

Por Freddy Ponce

INTRODUCCION
Una escuela del filosofar, estimula el desarrollo de una actitud intelectual de primera línea, basando su aceptación en la práctica y enseñanza de los valores esenciales. Entre sus fines persigue el formar discípulos imbuidos de un estilo de vida y una materialidad consecuente con un modelo ideal de hombre.

En este sentido la existencia de una Filosofía, constituye una perspectiva convergente, de ideas, en que su afán filosófico distingue a una institución, permitiéndose examinar los valores esenciales de su accionar. De modo que en lo fundamental ello queda representado en el contenido de una doctrina filosófica, expresada en todo orden de cosas por la misma institución.

Por ello en la perspectiva de los valores, se define con claridad, la visión que la sociedad requiere para validar el conjunto de valores que se consideran más caros.

En este sentido es claro que una institución universal asociada en fraternidad a hombres que en el transcurrir de sus vidas, examinan y desarrollan una suerte de posicionamiento valórico lo que hacen sin ninguna distinción de opinión filosófica, religiosa, de raza, de patria o de rango social, y por tanto corresponde a personas cuya identidad se reconoce por su sinceridad, madurez, firmeza y dignidad que les une en una mancomunidad de grandes afectos.

En acuerdo con ello, los valores más apreciados exigen como condición previa, estar en posesión del conocimiento y profundidad que derrama su contenido fundamental en la proyección y continuidad de los diversos grados de perfeccionamiento los que constituyen los pasos fundamentales del ascender en una condición iniciática.

DESARROLLO
La filosofía es heredera próximo de las más antiguas tradiciones, cuyos principios y valores participan de un carácter universalista y esencial de una institución. Por tanto la puesta en marcha de su accionar constituye una contribución al desarrollo y perfeccionamiento humano de quienes integran la denominada institución, lo que hacen a través de una concepción meliorista, que no solo experimenta el avance y evolución del pensamiento y de las ideas en un sentido constructivista, en que solo ha de aceptar aquello que su conciencia pueda admitir.

Así, desde un sentido valórico, se orienta, a los principios establecidos por la Ética en particular, y la Filosofía en General, y por tanto se rige desde su perspectiva en un principio esencial como es la tolerancia, que no es portavoz de ninguna tendencia social, política o religiosa determinada, prohibiéndose expresamente que se fomente, tolere o acepte cualquier expresión de las ideas tendiente a la división.

Los valores fundamentales, permiten profundizar en el proceso evolutivo que sufre una persona. Y por cierto se reconoce ahí una filosofía de los valores, que apunta a lo que es fundamental, en los distintos peldaños núcleo en donde se concentra lo propio y particular, centralizando la discusión en la adquisición de esos valores esenciales.

De esta manera la Filosofía, está arraigada en las enseñanzas de los valores que en las distintas edades, proyectan nuevas formas de pensamiento y superación filosófica, al permitir la evolución hacia un devenir superior en la tesis de la libertad, igualdad y fraternidad.

De este modo, para definir la existencia de una Filosofía de los Valores, se puede señalar taxativamente que una institución, cuya práctica reflexiva, aplicada a una actividad meditativa individual y grupal, constituye la suma del pensamiento organizado y con una vertiente propia y característica.

Así, para aceptar la tesis de una Filosofía asociada al carácter valórico pone al descubierto la idea de un contenido doctrinal y filosófico característico de una estructura filosófica de la moderna sociedad. Es por tanto ineludible considerar aquellos aspectos que la incitan a comportarse como una verdadera y moderna sociedad de constructores, a través de lo cual queda claramente definida su condición en razón de principios filosóficos universales y éticos.

Entonces situados en un contexto de validez, se puede precisar que en esencia responde al ideal del conocimiento humano a través de un humanismo espiritual meliorísta y excelsiorista, cuya acción intenta transcurrir, desde un optimismo centrado en el hombre y la construcción de él, en camino hacia una auténtica “Filosofía de los Valores”, tributarios de la Fraternidad Universal, que se establecen como el centro de la concepción ética, desarrollada en el transcurso del arte de filosofar.

De otro lado, para nadie es desconocido el sello de exclusividad, plasmado en el Meliorísmo y Excelsiorismo; términos que acogen como visión humana, el perfeccionamiento, en referencia al crecimiento interior de los hombres llamados libres, los que iniciados en prácticas y costumbres, reconocidas por el avanzar en el conocimiento humano, y en el examinar y aprehender los valores esenciales en la búsqueda de cambiar y de transformarse.

La existencia de tal doctrina filosófica requiere se apoye en el pensar reflexivo, critico, autónomo y constructivo, para sostener, que los enunciados programáticos, son la expresión solidaria de los pensamientos afines desplegados tanto por discípulos como por maestros en los diferentes grados de instrucción, los que deben ser permanentemente perfeccionados, en pos de alcanzar una yoidad valórica de cada ser, en un espacio grupal de convergencia de las ideas.

Implícitamente el Meliorísmo constituye una posición ética y moral cuyo amplio contenido filosófico, es integrador de todo el género humano. El Meliorísmo, como definición ética y social, centra la idea en la buscada de un mejoramiento continuo el que se encuentra siempre a medio camino entre el bien y el mal, entre el optimismo y el pesimismo, y por ello el interés principal es el perfeccionamiento humano.

Representa entonces la continuidad del quehacer como el aliento necesario, para la búsqueda incansable de la Verdad, constituyendo el fundamento inicial, de modo que a pesar del carecer de una visión global, han de encontrar los signos evidentes necesarios para salir de las tinieblas que confunden su razón.

La búsqueda filosófica, comprende el penetrar en la propia Conciencia, para participar ahí de los eternos principios de la moral con su estabilidad y bienestar, y cuando estén convencidos y dispuestos a instituir la “LIBERTAD”, como progreso de la Humanidad, y la “IGUALDAD” para -hacer desaparecer las diferencias de razas y castas- y la “FRATERNIDAD” para otorgar la Paz; se puede decir entonces que la Humanidad ha encontrado los guías con los valores fundamentales que buscaba.

En esta comprensión, significa dilucidar la búsqueda de un Yo interior como una cuestión Superior que es la búsqueda de la Verdad planteada a partir de la máxima “Conócete a ti mismo”.

Interpretando a Ferrater Mora, se puede decir que la expresión del meliorismo constituye una posición de notorio acento Eticista, que construye uno de los rasgo distintivos de la institución, en acuerdo con lo cual el mundo no es por principio ni radicalmente malo ni absolutamente bueno, sino que susceptible de ser mejorado.

Desde esta perspectiva. La posición Meliorísta, conduce a participar activamente de una permanente y dinámica construcción, que busca un perfeccionamiento sostenido y sustentable, que solo es posible de alcanzar por medio de un proceso de discusión y elevación moral junto al progreso en valores espirituales de los hombres, iniciados en las prácticas y doctrinas de la Orden.

En otro orden de consideraciones, una postura reflexiva, converge desde distintas tendencias, a una consideración ética, para articular, el surgimiento de una filosofía de los valores propia y particular, fundadora de una escuela de pensamiento que podría ser conocida como Eclecticismo constructivo.

En esta consideración el Eclecticismo, debe ser constructivo, y descansar sobre la conformación de un auténtico sistema de valores, del cual es posible que brote la justificación para una Filosofía propia del Conocimiento, sobre la que se expresa el conjunto de la idea.

De este modo la sociedad y la Filosofía, comparten un ideario común, a partir del cual es posible justificar plenamente los valores esenciales, que le imprimen ese sello reflexivo, que al mismo tiempo, es compatible con la impronta meditativa que desarrolla la orden.
Las repercusiones del pensamiento filosófico, considera tres niveles como sustrato necesario para cualquier expresión del pensamiento, manifestado como resultado de sus aplicaciones, en el establecimiento de valores esenciales; tales elementos son: La Ontología como primer nivel de conciencia que Intenta dar respuesta a las preguntas generales sobre el ser, La Gnoseología como el segundo nivel que prepara en métodos del conocimiento, estudiando los principios, fundamentos, extensión y métodos humanos; y La Axiología como tercer nivel que permite el estudio de los valores de las cosas.

Sobre ello la discusión filosófica acerca a las verdaderas vertientes sociales y políticas, que inducen a la existencia de una denominada FILOSOFÍA DE LOS VALORES, entre las que se reconoce una filosofía de cercana posiciones a un Agnosticismo activo, meliorista y citeriorista, capaz de generar una expresión doctrinal de un eclecticismo constructivista, que no necesita mayor expresión ni definición.

El fundamento de esa posición filosófica, tiene que ver de un lado con la búsqueda del conocimiento, como propuesta filosófica, y de otro con el irrefutable pragmatismo del hombre masón, el que estimulado en los alcances conceptuales, para una concepción de vida, lo conduce a adoptar una posición Racionalista, como desafío con el mundo social.

Todo lo señalado pone el pensamiento filosófico, en camino de dar una ineludible y debida respuesta a las preguntas fundamentales que la filosofía propone y de responder para dar cuenta de su posición ética frente al problema de la existencia del hombre y su fin último particularmente para definir desde la visión cognitiva aquellos aspectos que den respuesta a su posición cosmogónica.

De aquí que el fundamento esencial es la toma de conciencia que debe significar saber qué es lo que se quiere para conseguir las metas deseadas. No es un mero acto sino un proceso que se traduzca en su potencia, para avanzar permanentemente hacia el conocimiento del Ser interior, hacia la perfectibilidad, hacia la Verdad, que es objetivo supremo.

Es así que la concepción más evidente de búsqueda de un camino de verdad, tras la representación de los valores esenciales es recrear el sentido y trascendencia de los valores morales e intelectuales más representativos de la Vida Humana, tales como la Verdad, la Justicia y la Bondad, los que deben penetrar, en el masón como fundamento de su vida, para transformarse en valores inquebrantables y en patrones morales y de conducta que trasunten a la sociedad en que se encuentra inserto.

Este fundamento de vida es solo posible mediante la valorización e internalización de los valores establecidos en los rituales de cada grado y que en su esencia acompañaran en su transcurrir al masón escoces para alcanzar el conocimiento interior, en temas como la tolerancia, prudencia, sabiduría y justicia.

No basta con conocer los valores, sino que hay que internalizarlos, asimilarlos e integrarlos al quehacer. Este es el objetivo terminal de la educación moral para la moral. El hombre es un ser ético que tiene un conocimiento operativo –no siempre muy refinado- de la diferencia objetiva entre el bien y el mal y de la posibilidad que tiene de realizar actos reñidos con las normas éticas o de acometer acciones consecuentes con ellas.

La praxis de los valores entregados a la posteridad se ligan indisolublemente con la causa de la libertad de las personas –en el sentido más ético, moral y espiritual de la palabra- y busca emular la lealtad, valor, amistad y heroísmo en la instrucción para todos los hermanos rechazando todo despotismo, toda intolerancia y fanatismo.

Los valores son los necesarios para un perfeccionamiento, por ello se debe aprender de Prudencia, Justicia, Templanza y Fortaleza, temas que derivan y al mismo tiempo son parte de los valores que se constituyen en los componentes básicos de la Libertad que se practica.

En otra mirada existe un valor asociado a todos los anteriores: es el valor del silencio. Que es la práctica habitual del maestro que ha alcanzado un nivel consciente que ya le ha hecho comprender que no es más ni menos que cualquiera de hermanos. El silencio no es sólo callar, es saber cuándo y dónde decir lo que se debe decir, es el ejercicio del imperativo categórico kantiano. Toda persona debe bajar, en el itinerario de su carrera, al silencio de la tumba, y desde ésta ha de cruzar el portal de la muerte para entrar en una vida más noble. Es el triunfo de la vida sobre la muerte. De esta manera, a través del silencio, se vuelve a proclamar, una y otra vez, a su manera simbólica y dramática, la antiquísima enseñanza.

Al propugnar un constructivismo individual ayuda en la edificación del buscado templo espiritual individual, siendo este un constructivismo ético y un constructivismo social. Es menester también, realizar un análisis tanto de la situación actual de la sociedad, como estado y la vigencia de los valores de la filosofía.

Quienes son parte deben buscar un mundo más justo y libre, defendiendo los valores de la igualdad y la libertad sobre todas las cosas. Todo lo cual constituye parte del proceso, el que tiene que conducir a los adeptos involucrados a luchar por estos valores, mediante una conducta inspirada en la rectitud y la honestidad...

Es evidente que se ha de observar la realidad social circundante para que el papel individual. A diferencia de otros ritos, propugna siempre un perfeccionamiento o formación de la persona, pero en relación con otra institución. No se puede vivir siempre fuera del mundo, al abrigo del taller, sin ser impactados por lo que ocurre. Es necesario interactuar. El paradigma que va desde lo individual a lo colectivo Hay que tener siempre presente que en su definición más primigenia es un “sistema peculiar de moral que lleva a la conformación de un templo interior capaz de establecer los valores fundamentales del hombre en sociedad.

SÍNTESIS CONCLUSIVA
Se procura que sean capaces de pensar por sí mismo, estimulando la creatividad e ideas nuevas y su consiguiente puesta en práctica, promueve los afanes desplegados en el difícil oficio de pensar, de innovar y de tener ideas propias.

En esta medida y no en otra, como visión de futuro se constituye una filosofía particular, articulada en la actividad intelectual activa, y participativa. Se trata de un arte, u oficio productivo, una ciencia y actividad creativa, capaz de generar ideas propias, proyectos individuales e institucionales.

Luego es absolutamente legítimo sostener que la docencia y ética es una escuela Filosófica, cuya doctrina tiene por propósito lograr la excelencia mediante la práctica del perfeccionamiento interior, expresado en metas, objetivos y finalidades. Pero sólo se puede aprender y progresar en la medida en que cada iniciado este voluntariamente dispuesto a aprender y a progresar. No se puede ejercer coacción porque la elevación que se persigue, requiere de manera justa y necesaria el insoslayable respeto y dignidad de la persona humana.

El contenido de esta doctrina perfectivista, tiene que ver con el afán humano de construir, valores universales cuyas dos posibles maneras de entender la dimensión práxica, conciben a la Orden, como la condensación del pasado y como síntesis que el presente de la Institución, ofrece.

La idea es poner de manifiesto que existe un cultivo que provoca en los espíritus ilustrados, la búsqueda de un camino de valores de expresión personal, susceptible de equívocos; o bien, se acepta el camino propuesto como algo seguro e inequívoco. En ambos casos la decisión es una cuestión que sólo atañe a cada hombre.

En definitiva, el carácter expresado en la aplicación del Arte en valores como Prudencia, Templanza y Discreción, se mezclan para definir el actuar procurando no avasallar ni imponer sino acordar con voluntad el logro final a través de la templanza mezcla sutil entre dedicación, constancia y justo actuar. Cuyas consideraciones humanistas conducen a ocupar un espacio en la construcción de un ser integral que constituya el fin organizado y armónico, en principios y valores que expresen el camino que guía el actuar en la sociedad y como consecuencia valorar la existencia de un presente citeriorista (aquí y Ahora) estableciendo una impronta ético-moral de contenido filosófico.

El significado que asume la conciencia, califica, cada acto de la vida señalándolos como buenos o malos, justos o injustos, términos que alcanzan, el pleno vigor de principios perdurables e inmanentes, pues pertenecen a leyes inmutables del Deber y del Derecho, donde la Justicia, es el valor fundamental en toda obra, al permitir escuchar a las distintas partes con sabiduría para una decisión que sea justa.

Finalmente se puede afirmar que tanto en la conducta como en las relaciones debe encontrar su propia conciencia, en su caminar la que constituirá la guía y ciertamente el juez, la inteligencia será el báculo de apoyo de la vida. Se puede decir entonces que la conciencia representa en toda su magnitud el santuario más delicado que posee el hombre, puesto que ocupa un lugar privilegiado de atención ya que se reconoce en ella la materia prima donde tendrá lugar la transformación del hombre y por su intermedio la transformación de la sociedad.




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