viernes, septiembre 03, 2021

MORAL MELIORISTA

 

LA MORAL MELIORISTA

Por Freddy Ponce

 

La moral meliorista, constituye el proceso necesario de todos quienes tienen ideales, se opone a un quietismo resultando en la creencia activa de la perfectibilidad humana; su optimismo no significa satisfacción frente a lo actual, sino confianza en la posibilidad de perfecciones infinitas. Lo existente no es perfecto en sí, pero marcha hacia un perfeccionamiento; para el hombre, en particular, se traduce en dignificación de su vida. Todo lo humano es susceptible de mejoramiento; es natural el devenir de un bien, medible por las satisfacciones en que los hombres hacen consistir la felicidad.

Hay que afirmar que se vive una sociedad perfecta implica prescribir a los jóvenes una mansedumbre de siervos. Cada nueva generación reconoce la existencia de injusticias reparables y afirma con su rebeldía que no hay orden social preestablecido, sino relaciones humanas destinadas a variar en el devenir. Su moral optimista no mira hacia atrás, sino hacia adelante; no es para corazones seniles, que ya no pueden perfeccionar el ritmo de sus latidos. El espíritu conservador es pasiva aquiescencia de los viejos al mal presente. El destino de los pueblos florece en manos de los jóvenes que saben sentir la inquietud de bienes venideros.

La visión meliorista que la Mas tiene acerca del hombre, puede resumirse en este afán de mejoramiento y desarrollo constante. Lo particular de esta concepción, es que no predefine una Verdad revelada acerca del propósito de la Vida, sino que por el contrario insta a que cada hombre encuentre en sí mismo y por sí mismo aquella Verdad que busca y que le dará sentido a su vida.

"El Meliorismo es la actitud vital de quien está convencido de que la acción libre e inteligente del ser humano puede mejorar la calidad de la vida de los demás y la propia. No promete el éxito, pero invita a hacer el esfuerzo por progresar en la comprensión y solución de los problemas, que es realmente lo más atractivo para los seres humanos. "

Es la posición opuesta al pesimismo llamada también optimismo relativo, que parte de la base de que, aunque se acepte que en el mundo las cosas andan mal, que los valores de mayor jerarquía, como verdad, belleza, perfección, justicia y otros, no se den en los hechos, siempre la vida presenta elementos que es posible y conveniente desarrollar, y que peor sería aceptar las cosas como están.

Esta tesis ha sido desenvuelta con sagacidad por los autores norteamericanos, en especial el sociólogo Lester F. Ward, se expresa así: "El optimismo puede decirse que es la tesis; el pesimismo la antítesis, y el Meliorismo la síntesis de la relación del hombre con el universo. Asimismo, declara que El optimista dice: No hagas Nada, Porque Nada hay que Hacer. El Pesimista a su vez dice: No Hagas Nada, Porque Nada se Puede Hacer. El menorista dice: haz algo, porque hay mucho que hacer y se puede hacer Los contenidos doctrinarios y filosóficos que la Francmasonería, como escuela docente, proporciona al Iniciado posibilitan el desarrollo, evolución y progreso de su personalidad; su perfeccionamiento, individual y social. Existen aspectos piramidales que aquí, a grosso modo, rozaremos ligeramente dado la naturaleza y extensión propia de este trabajo.

Por de pronto, en el terreno ético, se promueve el “Meliorismo” según el cual “este mundo no es óptimo ni pésimo, sino que admite lo bueno y puede mejorar y perfeccionar a través de la acción del hombre” o, como también se señala, apunta a que el mundo no es, por principio, ni radicalmente malo ni absolutamente bueno, sino que puede ser mejorado y perfeccionado. En el prisma filosófico destaca el “eclecticismo ” que, en la búsqueda incansable de la verdad, recoge, elige y toma lo mejor de cada sector de las ciencias, artes, doctrinas, escuelas, filosofías, religiones, ética; posturas; ideas; etc., con el afán de procurar con esta selección,“ una síntesis superior, una suma sinérgica de ellas ”.Desde una mirada metodológica, agreguemos, la aborda desde la esfera del “sincretismo ”,lo que se traduce, precisamente, en que este conciliar doctrinas diferentes se lleva a cabo sin ningún método definido o preestablecido. En fin, en esta vista panorámica, puntualicemos que el “citeriorismo”, postula que al masón le ocupa la realidad, el aquí y el ahora. La Francmasonería, más allá de las particulares concepciones y diversas creencias de los hermanos, desea cumplir su misión en este mundo; en sede terrenal; en el acá y no en el allá; si somos, al fin y al cabo, efímeras aves de paso, donde sólo trascenderemos por nuestras ideas.

DOCTRINA Y FILOSOFIA DE LA FRANCMASONERIA

La Francmasonería como escuela filosófica, estimula una actitud intelectual combativa, que base su aceptación en las prácticas y enseñanzas de la Orden. En este sentido lo que se persigue, es formar discípulos imbuidos de un estilo de vida como modelo ideal de actuación personal.

Al respecto y con objeto de comprobar la existencia de una doctrina francmasónica definida, es necesario que, en una aproximación conceptual, se confirme el sentido y significado que tal expresión posee.

En este sentido Doctrina, es definida, como el conjunto coherente de enseñanzas e instrucciones, cuyo cuerpo de normas y reglas, está basado en un sistema de creencias; principios o posiciones, respecto de una materia o cuestiones determinadas.

Puede precisarse, además, que es un sistema de opiniones o postulados más o menos científicos, frecuentemente con la pretensión de estar posesión de una validez general. Por otro lado la forma de comprobar desde una perspectiva convergente, el afán filosófico que distingue a la institución, requiere de examinar un par de aspectos de sobresaliente análisis.

Un primer aspecto está representado por el contenido esencial de la doctrina de la orden

 

CONTENIDO DE LA DOCTRINA FRANCMASÓNICA

En lo esencial la francmasonería es una organización iniciática, cuya practica reflexiva y aplicada tiene una actividad meditativa individual y grupal.

Al aceptar la tesis de la existencia de una Doctrina Francmasónica, asociada al carácter filosófico de ella, pone al descubierto la necesidad de recapacitar en torno a la idea del contenido doctrinal que posee, sobre todo en aquellos aspectos considerados sobresalientes, en la estructura filosófica de esta sociedad.

De modo que, para verificar la objetividad y validez de la Doctrina Francmasónica, es ineludible efectuar un análisis al texto de Los Principios, en aquellos aspectos de la constitución masónica, que la congregan a comportarse como la verdadera y moderna sociedad de constructores, texto en el que queda claramente definida su condición doctrinal, fundada a través de principios filosóficos universales y éticos, que afirman las expectativas más recurrentes de la institución.

 Ciertamente el texto asevera que:

“La Orden Francmasónica, es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico”.

Lo descrito promueve a suyo, la condición de búsqueda de la perfección, revalidada en los afanes filosóficos y éticos, con que se distingue, al señalar de modo acentuado la identidad docente de la institución.

Situados en un contexto de validez de la tesis de existencia de una doctrina de la institución, se puede precisar que su esencia es un humanismo espiritual, que le imprime un sello exclusivo expresado en un humanitarismo meliorista, que basa su acción en un optimismo antropocéntrico, que reviste de auténtica la “Filosofía del Hombre”, cuyo tributo a la fraternidad universal, lo pone en el centro de una dimensión ética, que apunta al desarrollo de la sociedad humana.

Desde un punto de vista, de la materialidad del hombre, el humanismo espiritual, constituye expresión de la dignidad humana, la que, desde un enunciado docente, señala su identidad, como reserva moral y social; en que cada iniciado transita por la senda del aprendizaje, de los ideales y valores que la Orden propugna como destino final para la humanidad.

Este sello exclusivo, recibe las denominaciones, de Meliorismo y Excelsiorismo; expresiones que apuntan al perfeccionamiento, es decir al mejoramiento y crecimiento de los hombres libres, quienes, iniciados en sus prácticas y costumbres, reconocen la posibilidad de cambiar y de transformarse.

De otra parte, El Excelsiorísmo, apunta en la dirección del progreso del hombre, le interesa más principalmente las cosas temporales y mundanas del diario vivir, por sobre aquellas cosas eternas y celestiales. Constituyendo un optimismo de profundos alcances humanistas, desarrollado en una incesante actividad humana, y por tanto abierta a la aprobación de nuevos e ilimitados descubrimientos humanos, en todos los campos de las ciencias.

De este modo se puede instituir concluyentemente, que existe una doctrina filosófica de la orden, (cuyos principios y postulados, han sido abundantemente desplegados en los textos masónicos, de toda índole como: Rituales, Libro del Grado y Manual de Instrucción.), los que se apoyan en un pensar reflexivo, critico, autónomo y arquitectónico, que permite sostener sistemáticamente, que los enunciados programáticos se fundamentan además del análisis del texto, en la expresión solidaria de los pensamientos afines desplegados por discípulos y maestros en las cámaras de instrucción, y perfeccionados, en pos de alcanzar la yoidad de cada ser, en un espacio grupal de convergencia de las ideas.

En síntesis, se enfatiza en la convicción, de que las ilimitadas capacidades humanas en el orden moral y espiritual tienen la capacidad de crecer, de formarse, de mejorar; y, en definitiva, de perfeccionarse acorde con el modelo y Proyecto de Vida Personal.

 Sobre el particular el texto De Principios señala que:

“Como Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad".

En tal caso la “Docencia Masónica Aplicada” (en cámaras y tenidas) se concibe como un proceso constructivo, que conduce a edificar las columnas de un edificio interior, que sustentan la formación de un autentico masón, cuya vocación perfectivista, involucra el progreso gradual, y la construcción ética del hombre.

La búsqueda del conocimiento humano constituye por sobre otras cosas el encuentro con certidumbres y seguridades, para vivir de ahí y para siempre, de manera diferente.

Por ello; el conocimiento se constituye en el forjador de postulados e impulsor de nobles ideales.

 Se señala además que:

"Francmasones, Logias y Grandes Logias se empeñan constantemente en el perfeccionamiento del Hombre y de la Sociedad, a través del Amor, la Solidaridad, la Justicia y la Paz, para Gloría del Grande Arquitecto del Universo".

Implícitamente se desprende que el Meliorismo, funda una posición ético-moral-antropológica, de contenido filosófico integradora, que incluye a todo el género humano. De modo que se define el Meliorismo como una posición ética, que se encuentra a medio camino entre el optimismo y el pesimismo, y que centra su interés principal en el perfeccionamiento humano.

En efecto, mientras el optimismo, sostiene que el hombre es bueno por naturaleza, el pesimismo considera que el hombre, es malo desde su nacimiento.

Particularmente Ferrater Mora sostiene, que esta posición es de notorio acento Eticista, constituyendo el rasgo distintivo de la institución, de acuerdo con lo cual el mundo no es por principio ni radicalmente malo ni absolutamente bueno, sino que susceptible de ser mejorado.

La posición Meliorista, asumida por la Masonería, forma desde su visión filosófica un constructivismo francmasónico, que busca el perfeccionamiento sostenido y sustentable, solo alcanzable a través de un proceso gradual de elevación moral y progreso espiritual de los seres humanos, iniciados en las prácticas y doctrinas de la Orden.

La impronta filosófica y ética, que tipifica a la Francmasonería, es el Eclecticismo, postura reflexiva, que admite la convergencia de distintas tendencias, movimientos y direcciones a partir de una determinada ordenación (No cualquiera), para articular, el surgimiento de una doctrina, fundadora de una escuela de pensamiento.

En este sentido el Eclecticismo constructivo, descansa sobre la conformación de un auténtico sistema filosófico, del cual emerge una definida posición para la justificación de una Filosofía propia del Conocimiento.

Y, por tanto, para lograr tan loable objetivo,

"promueve entre sus adeptos"


-además de la incesante búsqueda de la verdad-

"el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive".

 De aquí, se desprende, que cada miembro de la Institución, elabora en algún momento de su permanencia, en la Orden: Primero: un conocimiento de sí mismo; Segundo: un conocimiento del mundo; y Tercero: un conocimiento de la Totalidad.

Al hombre, no sólo le interesa -qué son las cosas-, y -cuál es su esencia-; sino, ante todo, -para qué le sirven-, -qué necesidad satisface- o -qué interés resuelve-. Por eso, Praxis, conocimiento y valor, son inherentes al proceso mismo, de develación y aprendizaje, que conduce al establecimiento de la verdad.

En este la toma de una conciencia moral y reflexiva, construye la verdad a saber desde tres principales aspectos doctrinales:

v  Del Aspecto Ontológico: fluye una concepción del ser masón.

v  Del Aspecto Cognoscitivo: surge la concepción del conocer masónico –fundada principalmente en el simbolismo y el conocimiento simbólico; y

v  Del Aspecto Axiológico: emana una concepción del valer masónico encaminada a orientar la vida y las acciones de sus adeptos mediante la práctica efectiva del Arte Real.

Esta visión axiológica, se recoge en el Segundo Principio, el que previene que:

"A través de sus miembros proyecta sobre la Sociedad humana la acción bienhechora

de los valores e ideales que sustenta".

Así, el carácter filosófico de la Institución, analizado en el contenido de la doctrina meliorista, como un enunciado textual De los Principios consagra que:

"En la búsqueda de la verdad y en el logro de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad."

Entonces, cada masón tiene múltiples objetivos individuales, en su participación en la sociedad, los que unidos al fuerte nexo con su posición Logial le pone de relieve la dimensión pura y aplicada del filosofar. Entre el aspecto especulativo y el operativo; Entre lo teórico y lo práctico de la reflexión, realizada desde la perspectiva de la doctrina meliorista.

En suma, lo anterior viene a significar que el eclecticismo doctrinario, se une de un lado, a la intuición, a la inteligencia y a la imaginación y de otro al pensamiento y a la acción, pues la idea, es un pensamiento en acción [1].

En complemento a todo lo expresado, la Francmasonería como sistema de filosofía práctica, promueve el perfeccionamiento intelectual de sus miembros, ejerce la beneficencia y tiende a purificar el corazón de los hombres, a mejorar sus costumbres y a mantener el honor en los sentimientos.

 CONTENIDO MEDITATIVO

La Francmasonería y la Filosofía comparten un ideario común, a partir del cual es posible justificar no solo el carácter filosófico, que le imprime ese sello reflexivo, sino que al mismo tiempo, la impronta meditativa que desarrolla la orden.

Tal rasgo distintivo, se expresa en el afán investigador que la Orden promueve entre sus miembros, por cuanto la conquista del saber, a partir del uso del poder y la energía espiritual, constituye la máxima aspiración humana junto a la conquista de la felicidad.

Al respecto se puede recordar del Segundo Principio:” Promueve entre sus adeptos la búsqueda incesante de la verdad". Aserto apoyado en el Décimo Principio:

 

"Considerar la Orden, que el trabajo, en todas sus manifestaciones, es uno de los deberes y uno de los derechos esenciales del hombre y el medio más eficaz para el desenvolvimiento de la personalidad, contribuyendo con ello al progreso social".

 De modo que la Francmasonería, funda en esta hipótesis, una aceptada escuela filosófica, a la manera que tanta gloria diera a la Grecia antigua, en la que alumnos y maestros colaboran en el arte de desarrollar en el hombre las cualidades espirituales y morales permanentes, y la búsqueda de un compromiso decidido con la sociedad en que participa, transformándose en una institución progresista, que no se queda petrificada, que desafía al tiempo y el espacio, que vive, progresa y asimila las excelencias de cada momento y valores propios de cada sociedad.

En una perspectiva estrictamente ética, otro de los aspectos importantes de la asumida doctrina filosófica Francmasónica, es su confianza en el libre albedrío y en la capacidad de tomar decisiones por sí mismo; para elegir o no, -el bien-. Es decir; ante la entrañable confianza en la libertad de elección e indeterminismo de la voluntad, al considerar a cada hombre como dueño de su propio destino y por tanto, se perfecciona, quien libre y voluntariamente, así lo desea.

 SÍNTESIS CONCLUSIVA

La Francmasonería procura que sus miembros sean capaces de pensar por sí mismo, estimula la creatividad de ideas nuevas y su consiguiente puesta en práctica, promueve los afanes desplegados en el difícil oficio de pensar, de innovar y de tener ideas propias.

En esta medida y no en otra, la Francmasonería, como visión de futuro constituye una filosofía particular, articulada en la actividad intelectual activa, y participativa. Se trata de un arte, u oficio productivo, una ciencia y actividad creativa, capaz de generar ideas propias, proyectos individuales e institucionales.

Luego es absolutamente legitimo sostener que la masonería además de docente y ética es una escuela Filosófica, cuya doctrina tiene por propósito lograr la excelencia mediante la práctica del perfeccionamiento interior, expresado en metas, objetivos y finalidades. Pero sólo se puede aprender y progresar en la medida en que cada iniciado este voluntariamente dispuesto a aprender y a progresar. No se puede ejercer coacción o cooptar los espíritus; porque la elevación que se persigue requiere de manera justa y necesaria el insoslayable respeto y dignidad de la persona humana.

El contenido de esta doctrina perfectivista, tiene que ver con el afán humano de construir, cuyas dos posibles maneras de entender la dimensión práxica, conciben a la Orden, como la condensación del pasado y como síntesis que el presente de la Institución ofrece.

La idea es poner de manifiesto que existe un Arte Real, cuyo el cultivo provoca en los espíritus ilustrados, la búsqueda de un camino propio de expresión personal, susceptible de equívocos; o bien, se acepta el camino propuesto como algo seguro e inequívoco. En ambos casos la decisión es una cuestión que sólo atañe a cada hombre.

Definitivamente, esta doctrina de carácter filosófico se expresa en la aplicación del Arte Real y como consecuencia directa masonifica la existencia del presente, estableciendo una impronta ético-moral cuya misión -a cumplir aquí y ahora-, es construir la Orden del futuro, porque de lo que ahora se piense, y se haga (o no) parodiando a Ortega y Gasset, será lo que mañana se vivirá para agrado o desgracia de la nueva sociedad que se construye Meliorismo y Eclecticismo.

La francmasonería tiene por finalidad el perfeccionamiento moral, intelectual y físico del hombre, por consecuencia, el de la sociedad profana. Con este objeto, insiste a sus adeptos a investigar la verdad y a practicar todas las virtudes.

Con estas palabras extraídas de nuestros principios, que pueden ser simples pero profundas, encontramos el significado y trascendencia del eclecticismo y Meliorismo.

El eclecticismo, lo interpretamos como la selección de la mejor verdad, o de lo mejor de cada escuela filosófica para elaborar un método que nos permita la conciliación de diferentes pensamientos. En cambio, el Meliorismo, si tomamos las palabras de William James dice: “El hombre tiene por misión perfeccionar un mundo que es precisamente susceptible de mejoramiento indefinido”.

Sin duda, que, sin estas herramientas nos sería muy dificultoso o hasta imposible la búsqueda e investigación de la verdad. Desarrollo El Meliorismo y el eclecticismo son parte de Nuestras herramientas, métodos y filosofía, con las cuales nos podemos explicar por qué tomamos lo mejor de cada escuela y trabajemos para perfeccionarnos y así, perfeccionar al mundo profano, son estas, las que dan cabida a la Tolerancia, Igualdad y Libertad de conciencia. Tan amplias, que, por un lado, una nos relaciona con las escuelas filosóficas y la otra con la teoría de la evolución de Darwin.

Para poder entender mejor estos conceptos he querido definirlos a continuación. Meliorismo: Es la posición opuesta al pesimismo llamada también optimismo relativo, que parte de la base de que aunque se acepte que en el mundo las cosas andan mal, que los valores de mayor jerarquía, como verdad, belleza, perfección, justicia y otros, no se den en los hechos, siempre la vida presenta elementos que es posible y conveniente desarrollar, y que peor sería aceptar las cosas como están.

Esta tesis ha sido desenvuelta con sagacidad por los autores norteamericanos, en especial el sociólogo Lester F. Ward, inventor del término, quien se expresa así: "El optimismo puede decirse que es la tesis; el pesimismo la antítesis, y el Meliorismo la síntesis de la relación del hombre con el universo.

Desde un punto de vista etimológico, se puede definir Meliorismo como la doctrina filosófica según la cual el mundo no es por principio ni radicalmente malo ni absolutamente bueno, si no que puede ser mejorado y perfeccionado. La Moral Meliorista, es la creencia de que, aunque la vida está llena de crueldad e injusticia, el mundo tiende a mejorar continuamente por el persistente esfuerzo humano.

Visto de esta manera, el perfeccionamiento moral del hombre consiste en definitiva no en suprimir el mal sino en triunfar sobre él.

El Meliorismo admite la existencia del mal como un hecho inevitable, por cuanto todo ser creado es imperfecto y sujeto a decadencia, pero acepta que el bien vence al mal, que la perfección del mundo es posible y depende del libre albedrío de los humanos. Por lo tanto, se puede el quehacer aumentar o disminuir la perfección según el empleo que se haga de la vida.

No se trata de renunciar a la verdad, sino que, al contrario, se trata de descubrirla, de forjarla sometiéndola a la discusión con los iguales. El conocimiento y la ciencia, son actividades humanas, llevadas a cabo por seres humanos, que siempre pueden ser corregidas, mejoradas y aumentadas. El conocimiento es valioso porque nos perfecciona, porque nos hace mejores, y si nonos hiciera mejores no valdría la pena.

Eclecticismo: Es el punto de vista que conviene apreciar el valor de los conceptos derivados de dos o más sistemas de pensamiento o secuelas psicológicas. Un ecléctico no se apresurará a rechazar en forma arbitraria cualquier hallazgo o principio por el mero hecho de que no se amolde bien a las premisas establecidas desde mucho tiempo atrás.

Por otra parte es una palabra de origen Griego, que indica una elección o selección de algo. Diógenes Laercio, historiador griego de la filosofía, introdujo el término eclecticismo, que significa "escuela seleccionadora", para referirse a Potámones, un oscuro filósofo de Alejandría. Adoptado el término por pensadores posteriores, nos encontramos a Filón de Larisa (de la Academia Nueva platónica), quien se plantea el problema en términos actuales. Para este filósofo el problema de la certeza del conocimiento se sitúa entre el dogmatismo estoico y el escepticismo.

El eclecticismo es un intento de demoler el dogmatismo sin caer en el escepticismo. Los orígenes del uso de la palabra eclecticismo nos trazan el panorama de las revelaciones que esta posición puede evidenciarnos actualmente, incluso la cuestión de su legitimidad científica.

Es un intento de apertura, de reconocimiento de que la verdad, de donde venga, sin prejuicios ideológicos; es el resultado del compromiso con una línea teórica particular. Así, los científicos que optan por el eclecticismo quizá se encuentren, por un lado, desilusionados respecto a una posición teórica cerrada, que desdeña otros enfoques, a veces ya en una actitud que se acerca más al fanatismo que al rigor científico.

Es una respuesta ante el estancamiento de la ciencia en el dogmatismo y representa un fruto de la crisis de la ciencia. La necesidad del ecléctico es la de recuperar lo que se perdió, y que es la actitud verdaderamente científica de búsqueda desinteresada de la verdad y de reconocimiento de la ignorancia frente al misterio de la realidad, la cual siempre es más compleja y nos ofrece más rostros que las teorías que elaboramos sobre ella.

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