DOCTRINA DE LA FRANCMASONERÍA
Para una aproximación preliminar, que
permita establecer conceptualmente, la existencia de una doctrina francmasónica
definida, es necesario verificar el significado de tal expresión y el sentido correcto
de la palabra Doctrina.
Según la R.A.E. Doctrina es una palabra que deriva del latín
doctrina, doctor, y de docere.
Doctor: significa el maestro, el que enseña, que a su vez deriva de docere
que significa enseñar
De modo que Doctrina, ha sido definido, como el conjunto
coherente de enseñanzas o instrucciones las que pueden ser:
v Un cuerpo de enseñanzas basadas
en un sistema de creencias.
v Principios o posiciones respecto
a una materia o cuestiones determinadas. o
v Una serie de enseñanzas sobre una
rama de conocimiento o de ciencia concreta.
v Enseñanza
que se da para la instrucción de alguien.
Se puede además definir como un sistema de opiniones o
postulados científicos, cuya propósito es constituir una teoría de validez
general.
De otra parte, la palabra adoctrinación, ha adquirido
connotaciones un tanto siniestras para algunas personas, por lo que es
necesario clarificar su sentido y al mismo tiempo distinguirla del concepto de
educación. En la educación se desea que la persona a educar, se mantenga al
margen de todo compromiso ideológico, en relación a los conocimientos acumulados
y los analice. Sin embargo, en la adoctrinación, (en inglés: indoctrination) el educando persevera
dentro del cuerpo de conocimientos o creencias y absorbe sus enseñanzas. Por
ejemplo, estudiar teología puede considerarse como un proceso de adoctrinación.
CONTENIDO DE LA DOCTRINA
FRANCMASÓNICA
La existencia de la Doctrina
resulta necesario entenderla en el contexto de la moderna Francmasonería, y por
ello se hace necesario recapacitar en torno a los aspectos más sobresalientes,
de la sociedad, francmasónica.
En la Doctrina
Francmasónica, establecida en la síntesis analítica del texto de Los
Principios, queda claramente definida su condición doctrinaria, instituida en
principios filosóficos universales y éticos, al afirmar las expectativas de este
trabajo.
En efecto se ha afirmado
que:
“La Orden
Francmasónica, es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e
iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo,
tradicional y simbólico”.
La connotación docente así
especificada, se traduce en la búsqueda de una condición perfectivista, que
permite entender los afanes filosóficos y éticos, por los cuales se distingue,
señalando los aspectos más sobresalientes de la identidad de esta institución.
Un aspecto, a considerar en
esta a priori aceptada tesis de la existencia de una doctrina que sustenta la
institución, tiene que ver con la existencia de un humanismo espiritual,
expresado en un humanitarismo meliorísta, el que basa su acción en un optimismo
antropocéntrico, para establecer una autentica y definida “Filosofía del Hombre”, de plena participación en la fraternidad
universal, e inmersa en una dimensión ética.
La materialidad de este
hombre, conlleva un humanismo espiritual, como expresión máxima de la dignidad
humana, y cuya identidad espiritual desde un punto de vista docente, ofrece los
medios de aprendizaje, que permiten identificarla como la gran reserva de
energía social moralmente conocida; tanto desde un punto de vista real y
concreto, como del ideal y de la virtud, por la que cada hombre iniciado,
intenta caminar, en la senda del aprendizaje, en términos de los ideales y
valores que la Orden proclama como destino para la humanidad.
Este aspecto, le imprime a
la Orden, un sello exclusivo, que recibe las denominaciones, de: Meliorísmo y
Excelsiorismo; expresiones que apuntan al perfeccionamiento, o sea al
mejoramiento y crecimiento de los hombres libres, quienes iniciados en sus
prácticas y costumbres, reconocen la posibilidad de cambiar y de transformarse.
Se apunta en la dirección del progreso del hombre. Su expansión admite secularizar la vida humana, al atender más principalmente a las cosas
temporales y mundanas del diario vivir que a las cosas eternas y celestiales.
Se trata de un optimismo de profundos alcances humanistas, desarrollado en una
incesante actividad, abierta a la aceptación de nuevos e ilimitados
descubrimientos humanos.
La incesante búsqueda del
perfeccionamiento, puede y debe ser concebida, como un “Meliorísmo aplicado”,
-el que constituye de este modo un enfoque de vida-, pues se trata de atesorar el conocimiento
adquirido, y por ello estar dispuesto a afrontar las vicisitudes que atenten
contra: “La dignidad humana”.
Sobre este particular Varela traza un camino al definirlo como de una “Ética transformada en acción”, en clara
alusión a la permanente decisión de reaccionar en forma automática, en los
temas valóricos aprendidos.
De modo tal, que se puede
establecer concluyentemente, que la doctrina filosófica de la Institución,
posee principios y postulados desplegados en una variedad de textos masónicos,
de la más diversa índole tales como: los Rituales, el Libro del Grado y el
Manual de Instrucción. Una explicación de esos textos y se fundamentan en el análisis del texto
De los Principios.
En síntesis, se enfatiza en
la arraigada convicción, de que las ilimitadas capacidades humanas en el orden
moral y espiritual, tienen una innegable capacidad de crecer, de formarse, de
mejorar; y, en definitiva, de perfeccionarse acorde con el modelo y Proyecto de
Vida Personal.
Conviene entonces destacar,
la perseverancia constructivista, y el afán meliorístico de la Francmasonería
Universal, los que quedan precisado como contenido doctrinal, tanto en el
segundo párrafo como en el décimo tercero y final, De los Principios. En ambos
se señala que:
“Como
Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la
Humanidad".
Ello se traduce en una “Docencia Masónica Aplicada”, que se concibe como un proceso
sustantivo, en el cual se construyen y edifican las columnas del edificio
interior, las que conducen a la formación de un masón, con una auténtica
vocación meliorísta, expresada, como la voz interior de quienes han recibido la
luz simbólica de la verdadera iniciación espiritual, aquella que involucra el
progreso gradual, de una conciencia comprometida con una concepción ética del
hombre.
Por tanto; la búsqueda del conocimiento humano, para
ese masón constituye el encuentro con certidumbres y seguridades, que permite a
los iniciados, vivir de una manera diferente, en la medida que sabe a que
atenerse, en su existencia personal y social. Por ello; el conocimiento se
constituye en forjador de postulados e impulsor de nobles ideales.
Luego se señala que:
"Francmasones,
Logias y Grandes Logias se empeñan constantemente en el perfeccionamiento del
Hombre y de la Sociedad, a través del Amor, la Solidaridad, la Justicia y la
Paz, para Gloría del Grande Arquitecto del Universo".
De la lectura de este
párrafo se desprende, tácitamente que el Meliorísmo, constituye una posición
ético-antropológica, y por ende, filosófico integral y totalizante, que incluye
a todo el género humano. En tanto, el meliorísmo se define como una posición
ética, que se encuentra a medio camino entre el optimismo y el pesimismo.
Centrando su interés en el perfeccionamiento del ser humano.
En efecto, mientras el
optimismo ético, sostiene que el hombre es bueno por naturaleza, el pesimismo
considera que el hombre, es malo desde su nacimiento.
Ello significa que: al decir
de Ferrater Mora, que esta posición de notorio acento eticista, es uno de los
rasgos distintivos de la institución, implicando una doctrina filosófica
específica, de acuerdo con la cual el mundo no es por principio ni radicalmente
malo ni absolutamente bueno, sino que susceptible de ser mejorado.
En sentido estricto El
Meliorísmo, se supone inclinado hacia la primera actitud, al considera que la
bondad absoluta del mundo, es necesariamente la meta final de su
perfectibilidad, lo cual implica la construcción del mejor de los mundos
posibles.
La posición Meliorísta,
asumida por la Masonería, constituye la posición con que se designa el
constructivismo francmasónico, al buscar un perfeccionamiento sostenido y
sustentable, alcanzable por medio de un proceso gradual de elevación moral y de
progreso espiritual de los seres humanos, iniciados en las prácticas y
doctrinas de la Orden.
Son admisibles también para
connotar este laico humanismo optimista, las denominaciones equivalentes, de
Progresismo, Perfectivismo y Excelsiorismo, con que se suele enfatizar las
posibilidades y capacidades humanas, de avanzar en pos de una idea, de un
paradigma o un modelo de comportamiento universal.
Otro aspecto a destacar de
la impronta filosófica y ética, que tipifica a la Francmasonería, es el
relativo al Eclecticismo. Postura reflexiva, que admite la convergencia de
distintas tendencias, movimientos y direcciones a partir de una determinada
orientación (No cualquiera), para que se articule, el surgimiento de una sólida
doctrina, capaz de fundar una escuela de pensamiento.
En este sentido el
Eclecticismo, como doctrina que construye, descansa en la conformación de un
auténtico sistema filosófico, por cuanto está integrado por la convergencia de
la Filosofía General y de la Filosofía Aplicada de la cual emerge una definida
posición para el establecimiento de una Filosofía propia del Conocimiento.
En consecuencia, este
aspecto reflexivo-crítico de la doctrina, aparece representado por dicha
Filosofía del Conocimiento, y expresada en una dimensión ecléctica del
meliorísmo constructivo, encontrando su consagración definitiva, en el
enunciado del Segundo Principio, cuyo texto ya expresado precedentemente
señalaba que:
"Como
Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la
Humanidad".
Y que para lograr tan loable
objetivo,
"promueve
entre sus adeptos"
-además de la
incesante búsqueda de la verdad-
"el
conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive".
Se desprende de aquí, que
cada miembro de la Institución elabora en algún momento de su permanencia, en
la Orden: Primero, un conocimiento de sí mismo; Segundo, un conocimiento del
mundo; y Tercero, un conocimiento de la Totalidad.
Y sin duda la búsqueda, es el camino hacia -la Verdad-, la que no es única, esta
construida de realidades objetivas y subjetivas, constituyendo un proceso y
resultado, del devenir humano. Un producto de la actividad del hombre, en
relación con la realidad que se convierte en objeto de conocimiento, de la
praxis y de valores, que intercambia con otros sujetos pues en tanto proceso
histórico, cada generación construye verdades limitadas, por la historia y la
cultura.
Ciertamente, la verdad se edifica en la actividad
humana, y representa el modo de ser del hombre, a través de -la praxis-, -el
conocimiento-, -los valores- y -la comunicación-, fundado en las necesidades,
los intereses y los fines del hombre. Su revelación (de la verdad), no es sólo
un producto cognitivo y desentrañador de esencias, sino además de la actuación
práctica y transformadora del hombre, en correspondencia con el significado que
adquiere la realidad y los deseos de satisfacción humana.
Al hombre, no sólo le interesa -qué son las cosas-,y
-cuál es su esencia-; sino ante todo, -para qué le sirven-, -qué necesidad
satisface- o -qué interés
resuelve-. Por eso, Praxis, conocimiento y valor, son inmanentes al proceso
mismo, de develación y aprendizaje que conduce al establecimiento de la verdad.
La conciencia reflexiva
iniciática, construye la verdad desde una triada doctrinal:
- Del Aspecto Ontológico: fluye una concepción
del ser masón.
- Del Aspecto Cognoscitivo: surge la concepción
del conocer masónico -fundada principalmente en el simbolismo y el
conocimiento simbólico; y
- Del Aspecto Axiológico: emana una concepción
del valer masónico encaminada a orientar la vida y las acciones de sus adeptos
mediante una práctica efectiva del Arte Real.
Esta final visión
axiológica, se recoge en la parte final del Segundo Principio, que previene
que:
"A través
de sus miembros proyecta sobre la Sociedad humana la acción bienhechora de los
valores e ideales que sustenta".
Así, el interés práctico de
esta filosofía general, como también el de la filosofía aplicada a la doctrina,
convergen desde un punto de vista pragmático, para lograr, de uno en uno sus
grandes objetivos: "Alcanzar la fraternidad universal del género humano"
y de la otra "practicar la solidaridad humana", tal cual se indica
en la fase final del Quinto Principio.
Estas metas, se logran en el
contexto de la lectura De los Principios, en razón de la puesta en práctica de
los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad; que sustenta la doctrina,
ya que a través de su operatividad efectiva, se propugna la justicia social y
se combaten los privilegios y la intolerancia.
Del mismo modo, el carácter
filosófico tanto general como aplicado de la Institución, analizado en el
contenido de la doctrina meliorísta, como un enunciado textual De los
Principios consagra en el párrafo Sexto que:
"En la búsqueda de la verdad y en el logro
de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada
en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad."
Así quedan fijados, los
múltiples objetivos individuales de cada hombre, los que unidos en un fuerte
nexo concordante, expone la dimensión pura y la aplicada del filosofar. Entre
el aspecto especulativo y el operativo; Entre lo teórico y lo práctico de la
reflexión, realizada desde la perspectiva de la doctrina meliorísta.
En suma, lo anterior viene a
significar que en el eclecticismo doctrinario, se une de un lado, a la intuición,
a la inteligencia y a la imaginación y de otro al pensamiento y a la acción,
pues la idea, es un pensamiento en acción[1].
Luego meliorísticamente no hay idea sin acción consecuente, ni acción sin idea
que la dirija.
En complemento a todo lo expresado, la Francmasonería
como sistema de filosofía práctica, promueve el perfeccionamiento intelectual
de sus miembros, ejerce la beneficencia y tiende a purificar el corazón de los
hombres, a mejorar sus costumbres y a mantener el honor en los sentimientos.
Por ello la Francmasonería, constituye en esta
hipótesis una aceptada escuela de filosofía, a la manera de las que tanta
gloria dieron a la Grecia, en la que alumnos y maestros colaboran en el arte de
desarrollar en el hombre las cualidades espirituales y morales, permanentes y
la búsqueda de un compromiso decidido con la sociedad en que participa.
Por otro lado, se puede señalar que la Francmasonería,
es una institución, progresista que avanza y que no se queda petrificada
desafiando el tiempo y el espacio, muy por el contrario vive, progresa y
asimila las excelencias de cada momento y valores propios a cada sociedad.
La Francmasonería no se encierra entre sus muros, pues
el principio de Fraternidad; la lleva a que por el contrario, el masón
considere hermanos a todos los hombres de todas las razas y de todos los
pueblos, aún cuando ellos sean adversarios de sus doctrinas.
En tanto; en la perspectiva
estrictamente ética, otro de los aspectos importantes de la asumida doctrina
filosófica Francmasónica, es su profunda confianza en el libre albedrío y la
capacidad de tomar decisiones por sí mismo; para elegir o no, -el bien-. Es
decir; ante la entrañable confianza en la libertad de elección e indeterminismo
de la voluntad, al considerar a cada hombre como dueño de su propio destino y
por tanto, se perfecciona, quien libre y voluntariamente, así lo desea.
SÍNTESIS
La Francmasonería procura
que sus miembros sean capaces de pensar por sí mismo, estimula la creatividad
de ideas nuevas y su consiguiente puesta en práctica, así también los afanes
desplegados en el difícil oficio de pensar, de innovar y de tener ideas
propias, aportando soluciones distintas a viejas cuestiones o entregando
respuestas diferentes para antiguos problemas y eternas interrogantes.
En esta medida y no en otra
la Francmasonería, como visión proyectiva constituye una escuela de filosofía,
que motiva la actividad intelectual activa, y participativa. Se trata de un
arte, de un oficio productivo, de una ciencia y actividad autopoiética, creativa, y capaz de generar ideas propias, proyectos individuales e
institucionales. En suma; mediante su cultivo y aplicación, es posible pensar
libremente, y por ende, a través del sentido creativo de la actividad docente,
es factible repensar lo pensado y despensar lo antes pensado.
En Masonería como en
Filosofía, sólo se puede aprender y progresar en la medida en que cada iniciado
este voluntariamente dispuesto a aprender y a progresar. No se puede ejercer
coacción sobre los espíritus; porque el ennoblecimiento que por su intermedio
se persigue, requiere de manera justa y necesaria del insoslayable respeto y
dignidad de la persona humana.
El contenido de esta
doctrina perfectivista, tiene que ver con el afán humano de elevación
constructiva, en que hay dos posibles maneras de entenderlo en toda su
dimensión. La una consiste en concebir a la Orden, como el resultado neto de todo lo del pasado y la otra como una síntesis del conjunto de cosas que el
presente ofrece.
Estas posturas apuntan en lo
esencial a poner de manifiesto que el cultivo del Arte Real provoca en los
espíritus ilustrados, una reacción encontrada: o se busca un camino propio de
expresión personal, susceptible de equívocos; o bien, se acepta el camino
propuesto como algo seguro e inequívoco. En sendos casos la decisión es una
cuestión que sólo atañe a cada hombre nacido libre.
Así definitivamente el
resultado obtenido por la aplicación del Arte Real y como consecuencia directa
de masonificar la existencia del presente, conlleva como impronta ético-moral
la noble misión -a cumplir aquí y ahora-, para construir la Orden del futuro,
porque de lo que ahora se piense, parodiando a Ortega y Gasset, será lo que
mañana se vivirá en plazas, paseos y avenidas de todo el orbe.
S.·.F.·.U.·.
Freddy Ponce R.
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