jueves, enero 19, 2012


DOCTRINA DE LA FRANCMASONERÍA

Para una aproximación preliminar, que permita establecer conceptualmente, la existencia de una doctrina francmasónica definida, es necesario verificar el significado de tal expresión y el sentido correcto de la palabra Doctrina.

Según la R.A.E. Doctrina es una palabra que deriva del latín doctrina, doctor, y de docere.

Doctor: significa el maestro, el que enseña, que a su vez deriva de docere que significa enseñar

De modo que Doctrina, ha sido definido, como el conjunto coherente de enseñanzas o instrucciones las que pueden ser:

v  Un cuerpo de enseñanzas basadas en un sistema de creencias.
v  Principios o posiciones respecto a una materia o cuestiones determinadas. o
v  Una serie de enseñanzas sobre una rama de conocimiento o de ciencia concreta.
v  Enseñanza que se da para la instrucción de alguien.

Se puede además definir como un sistema de opiniones o postulados científicos, cuya propósito es constituir una teoría de validez general.

De otra parte, la palabra adoctrinación, ha adquirido connotaciones un tanto siniestras para algunas personas, por lo que es necesario clarificar su sentido y al mismo tiempo distinguirla del concepto de educación. En la educación se desea que la persona a educar, se mantenga al margen de todo compromiso ideológico, en relación a los conocimientos acumulados y los analice. Sin embargo, en la adoctrinación, (en inglés: indoctrination) el educando persevera dentro del cuerpo de conocimientos o creencias y absorbe sus enseñanzas. Por ejemplo, estudiar teología puede considerarse como un proceso de adoctrinación.

CONTENIDO DE LA DOCTRINA FRANCMASÓNICA

La existencia de la Doctrina resulta necesario entenderla en el contexto de la moderna Francmasonería, y por ello se hace necesario recapacitar en torno a los aspectos más sobresalientes, de la sociedad, francmasónica.

En la Doctrina Francmasónica, establecida en la síntesis analítica del texto de Los Principios, queda claramente definida su condición doctrinaria, instituida en principios filosóficos universales y éticos, al afirmar las expectativas de este trabajo.

En efecto se ha afirmado que:

“La Orden Francmasónica, es una Institución universal, esencialmente ética, filosófica e iniciática, cuya estructura fundamental la constituye un sistema educativo, tradicional y simbólico”.

La connotación docente así especificada, se traduce en la búsqueda de una condición perfectivista, que permite entender los afanes filosóficos y éticos, por los cuales se distingue, señalando los aspectos más sobresalientes de la identidad de esta institución.

Un aspecto, a considerar en esta a priori aceptada tesis de la existencia de una doctrina que sustenta la institución, tiene que ver con la existencia de un humanismo espiritual, expresado en un humanitarismo meliorísta, el que basa su acción en un optimismo antropocéntrico, para establecer una autentica y definida “Filosofía del Hombre”, de plena participación en la fraternidad universal, e inmersa en una dimensión ética.

La materialidad de este hombre, conlleva un humanismo espiritual, como expresión máxima de la dignidad humana, y cuya identidad espiritual desde un punto de vista docente, ofrece los medios de aprendizaje, que permiten identificarla como la gran reserva de energía social moralmente conocida; tanto desde un punto de vista real y concreto, como del ideal y de la virtud, por la que cada hombre iniciado, intenta caminar, en la senda del aprendizaje, en términos de los ideales y valores que la Orden proclama como destino para la humanidad.

Este aspecto, le imprime a la Orden, un sello exclusivo, que recibe las denominaciones, de: Meliorísmo y Excelsiorismo; expresiones que apuntan al perfeccionamiento, o sea al mejoramiento y crecimiento de los hombres libres, quienes iniciados en sus prácticas y costumbres, reconocen la posibilidad de cambiar y de transformarse.

Se apunta en la dirección del progreso del hombre. Su expansión admite secularizar la vida humana, al atender más principalmente a las cosas temporales y mundanas del diario vivir que a las cosas eternas y celestiales. Se trata de un optimismo de profundos alcances humanistas, desarrollado en una incesante actividad, abierta a la aceptación de nuevos e ilimitados descubrimientos humanos.

La incesante búsqueda del perfeccionamiento, puede y debe ser concebida, como un “Meliorísmo aplicado”, -el que constituye de este modo un enfoque de vida-, pues se trata de atesorar el conocimiento adquirido, y por ello estar dispuesto a afrontar las vicisitudes que atenten contra: “La dignidad humana”.

Sobre este particular Varela traza un camino al definirlo como de una “Ética transformada en acción”, en clara alusión a la permanente decisión de reaccionar en forma automática, en los temas valóricos aprendidos.

De modo tal, que se puede establecer concluyentemente, que la doctrina filosófica de la Institución, posee principios y postulados desplegados en una variedad de textos masónicos, de la más diversa índole tales como: los Rituales, el Libro del Grado y el Manual de Instrucción. Una explicación de esos textos y se fundamentan en el análisis del texto De los Principios.

En síntesis, se enfatiza en la arraigada convicción, de que las ilimitadas capacidades humanas en el orden moral y espiritual, tienen una innegable capacidad de crecer, de formarse, de mejorar; y, en definitiva, de perfeccionarse acorde con el modelo y Proyecto de Vida Personal.

Conviene entonces destacar, la perseverancia constructivista, y el afán meliorístico de la Francmasonería Universal, los que quedan precisado como contenido doctrinal, tanto en el segundo párrafo como en el décimo tercero y final, De los Principios. En ambos se señala que:

“Como Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad".

Ello se traduce en una “Docencia Masónica Aplicada”, que se concibe como un proceso sustantivo, en el cual se construyen y edifican las columnas del edificio interior, las que conducen a la formación de un masón, con una auténtica vocación meliorísta, expresada, como la voz interior de quienes han recibido la luz simbólica de la verdadera iniciación espiritual, aquella que involucra el progreso gradual, de una conciencia comprometida con una concepción ética del hombre.

Por tanto; la búsqueda del conocimiento humano, para ese masón constituye el encuentro con certidumbres y seguridades, que permite a los iniciados, vivir de una manera diferente, en la medida que sabe a que atenerse, en su existencia personal y social. Por ello; el conocimiento se constituye en forjador de postulados e impulsor de nobles ideales.

Luego se señala que:

"Francmasones, Logias y Grandes Logias se empeñan constantemente en el perfeccionamiento del Hombre y de la Sociedad, a través del Amor, la Solidaridad, la Justicia y la Paz, para Gloría del Grande Arquitecto del Universo".

De la lectura de este párrafo se desprende, tácitamente que el Meliorísmo, constituye una posición ético-antropológica, y por ende, filosófico integral y totalizante, que incluye a todo el género humano. En tanto, el meliorísmo se define como una posición ética, que se encuentra a medio camino entre el optimismo y el pesimismo. Centrando su interés en el perfeccionamiento del ser humano.

En efecto, mientras el optimismo ético, sostiene que el hombre es bueno por naturaleza, el pesimismo considera que el hombre, es malo desde su nacimiento.

Ello significa que: al decir de Ferrater Mora, que esta posición de notorio acento eticista, es uno de los rasgos distintivos de la institución, implicando una doctrina filosófica específica, de acuerdo con la cual el mundo no es por principio ni radicalmente malo ni absolutamente bueno, sino que susceptible de ser mejorado.

En sentido estricto El Meliorísmo, se supone inclinado hacia la primera actitud, al considera que la bondad absoluta del mundo, es necesariamente la meta final de su perfectibilidad, lo cual implica la construcción del mejor de los mundos posibles.

La posición Meliorísta, asumida por la Masonería, constituye la posición con que se designa el constructivismo francmasónico, al buscar un perfeccionamiento sostenido y sustentable, alcanzable por medio de un proceso gradual de elevación moral y de progreso espiritual de los seres humanos, iniciados en las prácticas y doctrinas de la Orden.

Son admisibles también para connotar este laico humanismo optimista, las denominaciones equivalentes, de Progresismo, Perfectivismo y Excelsiorismo, con que se suele enfatizar las posibilidades y capacidades humanas, de avanzar en pos de una idea, de un paradigma o un modelo de comportamiento universal.

Otro aspecto a destacar de la impronta filosófica y ética, que tipifica a la Francmasonería, es el relativo al Eclecticismo. Postura reflexiva, que admite la convergencia de distintas tendencias, movimientos y direcciones a partir de una determinada orientación (No cualquiera), para que se articule, el surgimiento de una sólida doctrina, capaz de fundar una escuela de pensamiento.

En este sentido el Eclecticismo, como doctrina que construye, descansa en la conformación de un auténtico sistema filosófico, por cuanto está integrado por la convergencia de la Filosofía General y de la Filosofía Aplicada de la cual emerge una definida posición para el establecimiento de una Filosofía propia del Conocimiento.

En consecuencia, este aspecto reflexivo-crítico de la doctrina, aparece representado por dicha Filosofía del Conocimiento, y expresada en una dimensión ecléctica del meliorísmo constructivo, encontrando su consagración definitiva, en el enunciado del Segundo Principio, cuyo texto ya expresado precedentemente señalaba que:

"Como Institución docente tiene por objeto el perfeccionamiento del hombre y de la Humanidad".

Y que para lograr tan loable objetivo,

"promueve entre sus adeptos"

-además de la incesante búsqueda de la verdad-

"el conocimiento de sí mismo y del hombre en el medio en que vive y convive".

Se desprende de aquí, que cada miembro de la Institución elabora en algún momento de su permanencia, en la Orden: Primero, un conocimiento de sí mismo; Segundo, un conocimiento del mundo; y Tercero, un conocimiento de la Totalidad.

Y sin duda la búsqueda, es el camino hacia -la Verdad-, la que no es única, esta construida de realidades objetivas y subjetivas, constituyendo un proceso y resultado, del devenir humano. Un producto de la actividad del hombre, en relación con la realidad que se convierte en objeto de conocimiento, de la praxis y de valores, que intercambia con otros sujetos pues en tanto proceso histórico, cada generación construye verdades limitadas, por la historia y la cultura.

Ciertamente, la verdad se edifica en la actividad humana, y representa el modo de ser del hombre, a través de -la praxis-, -el conocimiento-, -los valores- y -la comunicación-, fundado en las necesidades, los intereses y los fines del hombre. Su revelación (de la verdad), no es sólo un producto cognitivo y desentrañador de esencias, sino además de la actuación práctica y transformadora del hombre, en correspondencia con el significado que adquiere la realidad y los deseos de satisfacción humana.

Al hombre, no sólo le interesa -qué son las cosas-,y -cuál es su esencia-; sino ante todo, -para qué le sirven-, -qué necesidad satisface- o -qué interés resuelve-. Por eso, Praxis, conocimiento y valor, son inmanentes al proceso mismo, de develación y aprendizaje que conduce al establecimiento de la verdad.

La conciencia reflexiva iniciática, construye la verdad desde una triada doctrinal:

  • Del Aspecto Ontológico: fluye una concepción del ser masón.
  • Del Aspecto Cognoscitivo: surge la concepción del conocer masónico -fundada principalmente en el simbolismo y el conocimiento simbólico; y
  • Del Aspecto Axiológico: emana una concepción del valer masónico encaminada a orientar la vida y las acciones de sus adeptos mediante una práctica efectiva del Arte Real.

Esta final visión axiológica, se recoge en la parte final del Segundo Principio, que previene que:

"A través de sus miembros proyecta sobre la Sociedad humana la acción bienhechora de los valores e ideales que sustenta".

Así, el interés práctico de esta filosofía general, como también el de la filosofía aplicada a la doctrina, convergen desde un punto de vista pragmático, para lograr, de uno en uno sus grandes objetivos: "Alcanzar la fraternidad universal del género humano" y de la otra "practicar la solidaridad humana", tal cual se indica en la fase final del Quinto Principio.

Estas metas, se logran en el contexto de la lectura De los Principios, en razón de la puesta en práctica de los postulados de Libertad, Igualdad y Fraternidad; que sustenta la doctrina, ya que a través de su operatividad efectiva, se propugna la justicia social y se combaten los privilegios y la intolerancia.

Del mismo modo, el carácter filosófico tanto general como aplicado de la Institución, analizado en el contenido de la doctrina meliorísta, como un enunciado textual De los Principios consagra en el párrafo Sexto que:

"En la búsqueda de la verdad y en el logro de la justicia, es deber de los francmasones mantenerse en un lugar de avanzada en el proceso evolutivo e integrador del hombre y de la sociedad."

Así quedan fijados, los múltiples objetivos individuales de cada hombre, los que unidos en un fuerte nexo concordante, expone la dimensión pura y la aplicada del filosofar. Entre el aspecto especulativo y el operativo; Entre lo teórico y lo práctico de la reflexión, realizada desde la perspectiva de la doctrina meliorísta.

En suma, lo anterior viene a significar que en el eclecticismo doctrinario, se une de un lado, a la intuición, a la inteligencia y a la imaginación y de otro al pensamiento y a la acción, pues la idea, es un pensamiento en acción[1]. Luego meliorísticamente no hay idea sin acción consecuente, ni acción sin idea que la dirija.

En complemento a todo lo expresado, la Francmasonería como sistema de filosofía práctica, promueve el perfeccionamiento intelectual de sus miembros, ejerce la beneficencia y tiende a purificar el corazón de los hombres, a mejorar sus costumbres y a mantener el honor en los sentimientos.

Por ello la Francmasonería, constituye en esta hipótesis una aceptada escuela de filosofía, a la manera de las que tanta gloria dieron a la Grecia, en la que alumnos y maestros colaboran en el arte de desarrollar en el hombre las cualidades espirituales y morales, permanentes y la búsqueda de un compromiso decidido con la sociedad en que participa.

Por otro lado, se puede señalar que la Francmasonería, es una institución, progresista que avanza y que no se queda petrificada desafiando el tiempo y el espacio, muy por el contrario vive, progresa y asimila las excelencias de cada momento y valores propios a cada sociedad.

La Francmasonería no se encierra entre sus muros, pues el principio de Fraternidad; la lleva a que por el contrario, el masón considere hermanos a todos los hombres de todas las razas y de todos los pueblos, aún cuando ellos sean adversarios de sus doctrinas.

En tanto; en la perspectiva estrictamente ética, otro de los aspectos importantes de la asumida doctrina filosófica Francmasónica, es su profunda confianza en el libre albedrío y la capacidad de tomar decisiones por sí mismo; para elegir o no, -el bien-. Es decir; ante la entrañable confianza en la libertad de elección e indeterminismo de la voluntad, al considerar a cada hombre como dueño de su propio destino y por tanto, se perfecciona, quien libre y voluntariamente, así lo desea.

SÍNTESIS

La Francmasonería procura que sus miembros sean capaces de pensar por sí mismo, estimula la creatividad de ideas nuevas y su consiguiente puesta en práctica, así también los afanes desplegados en el difícil oficio de pensar, de innovar y de tener ideas propias, aportando soluciones distintas a viejas cuestiones o entregando respuestas diferentes para antiguos problemas y eternas interrogantes.

En esta medida y no en otra la Francmasonería, como visión proyectiva constituye una escuela de filosofía, que motiva la actividad intelectual activa, y participativa. Se trata de un arte, de un oficio productivo, de una ciencia y actividad autopoiética, creativa, y capaz de generar ideas propias, proyectos individuales e institucionales. En suma; mediante su cultivo y aplicación, es posible pensar libremente, y por ende, a través del sentido creativo de la actividad docente, es factible repensar lo pensado y despensar lo antes pensado.

En Masonería como en Filosofía, sólo se puede aprender y progresar en la medida en que cada iniciado este voluntariamente dispuesto a aprender y a progresar. No se puede ejercer coacción sobre los espíritus; porque el ennoblecimiento que por su intermedio se persigue, requiere de manera justa y necesaria del insoslayable respeto y dignidad de la persona humana.

El contenido de esta doctrina perfectivista, tiene que ver con el afán humano de elevación constructiva, en que hay dos posibles maneras de entenderlo en toda su dimensión. La una consiste en concebir a la Orden, como el resultado neto de todo lo del pasado y la otra como una síntesis del conjunto de cosas que el presente ofrece.

Estas posturas apuntan en lo esencial a poner de manifiesto que el cultivo del Arte Real provoca en los espíritus ilustrados, una reacción encontrada: o se busca un camino propio de expresión personal, susceptible de equívocos; o bien, se acepta el camino propuesto como algo seguro e inequívoco. En sendos casos la decisión es una cuestión que sólo atañe a cada hombre nacido libre.

Así definitivamente el resultado obtenido por la aplicación del Arte Real y como consecuencia directa de masonificar la existencia del presente, conlleva como impronta ético-moral la noble misión -a cumplir aquí y ahora-, para construir la Orden del futuro, porque de lo que ahora se piense, parodiando a Ortega y Gasset, será lo que mañana se vivirá en plazas, paseos y avenidas de todo el orbe.





S.·.F.·.U.·.

Freddy Ponce R.


[1] Como Hegel se define Pensamiento como el resultado del acto de Pensar

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